Richard empezó a caminar delante de mi para guiarme hasta su consultorio, dimos tantas vueltas que allí mismo me di cuenta que habría sido imposible que yo misma lo encontrara a él, subimos otras gradas hasta que llegamos a un pasillo en donde habían bastantes puertas, él abrió una de esas puertas. -Después de usted señorita – me dijo abriendo la puerta. - Gracias - le dije antes de entrar a su consultorio. Su consultorio era como el clásico consultorio, un escritorio en el centro, algunos cuadros con algunos títulos al fondo, una camilla en la esquina y una mesa la cual contenía varias cosas como jeringas, vendas, alcohol etc. En ese momento escuché como Richard le ponía seguro a la puerta y me di la vuelta para mirarlo un poco sorprendida. -Tranquila, solo es para su mayor privac