Derek le arrojó las llaves a Liam y miró a su alrededor rápidamente, inspeccionando el área en busca de cualquier nueva señal de peligro. —Cuídala tú, estaré allí en unos minutos—. —Vamos Cristine—, susurró Liam contra mi cuello. Me estremecí al sentir su voz ronca deslizándose por mi garganta. Salimos y nos dirigimos al coche en un silencio pesado. Liam no dijo nada, su silenciosa ira decía basta. Me recliné en mi asiento y jugué con mi cabello. Recordé a Levi y Derek hablando de lo inusual que era ver tantos pícaros; La conversación seguía repitiéndose una y otra vez en mi mente, avivando el fuego de la curiosidad en mi cerebro. —¿Qué crees que estaban haciendo aquí? Quiero decir, ¿no es inusual ver a alguien así?— Liam suspiró y me miró desde el asiento del pasajero. —No lo sé. Nunc