Escuche un silencio profundo y una serie de recuerdos pasaron por mi mente. Recordé esas palabras que me hirieron y su rostro de odio. Solté lo que tenia sujetando en mis manos y luego me acerqué a ella —¿Recuperarlo?, pero hace tiempo que tu hijo murió para ti—. Comencé a alterarme —Yo ya no soy tu hijo o ¿Es que acaso no recuerdas lo que me dijiste aquella noche?, ¿es que ya olvidaste que me corriste como un perro y me dejaste en la calle a mi suerte?— me acerco a ella —Para mí, mi madre murió cuando deje esa casa. —Escúchame— me miro con tristeza, pero yo seguía alterado —¡Escúchame!— me tomo de los brazos y me sacudió. —No, Johana— me solté de ella. —Te lo dije madre, es inútil dialogar con él— interrumpe el muchacho. Comencé a reír —¿Qué fue lo que te dijo?, o ¿Por qué sigues con