“Solo el latido unísono del sexo y el corazón puede crear éxtasis.” Anais Nin El domingo sin la presencia de Aghata se volvió un poco extraño en la mansión Geller, sobre todos para los dos pequeños de la casa. —Papá, ¿Dónde está mi abuelita? —preguntó Alice mientras desayunaba. —Tu abuelita se fue de viaje, mi amor —respondió en un tono de añoranza, dejando escapar un suspiro. —¿Volvió a irse? —preguntó con tristeza esta vez, ya había dejado de ver a su abuela durante un tiempo, por ello cuando Aghata regresó, la pequeña Alice, se sintió muy feliz por su retorno. —No mi amor, esta vez la abuelita está muy bien —intervino Emily.— Recuerdas que ayer fue su boda —la niña asintió emocionada— pues está disfrutando de un viaje lindo. —¿Cuándo volverá? —insistió. Emily y Harris se miraron