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NINA RIVAS La vergüenza queda en segundo plano al ver cómo este hombre lleno de músculos abre mis piernas y pasa sus dedos húmedos por toda la extensión de mi v/gina. Necesito una distracción. Olvidar lo de hace unos minutos. Un temblor se instala en mi cuerpo porque no es el hombre tierno que he conocido estas semanas. No. Tiene algo diferente. Algo más primitivo. Su mirada se ha endurecido. Convirtiéndolo en un depredador salvaje que abre mis pliegues y chupa probando la humedad de mi entrepierna. No conoce la vergüenza. -dulce- Se levanta volteando mi cuerpo dejando que este repose en cama. Desliza su camisa y el movimiento de su cuerpo me pone más caliente de lo que ya estoy. Sus brazos llenos de tatuajes me distraen por unos segundos. ¿Cómo de un triste encuentro terminamos e