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NINA RIVAS. Semana y media sin rastro del hombre que me llevó al orgasmo y luego desapareció. Sin mensaje, sin llamadas. Nada. Solo una mísera carta que acabé rompiendo al segundo día. Todo este tiempo me he pasado encerrada en esta casa acompañado de Mila que me persigue como un perro guardián. Su compañía me ha ayudado en esta soledad. El alimento se está acabando es por eso que rebusque en su despacho encontrando algunos fajos de billetes. No creo que se moleste si los tomo, y si es así, no me importa. Tomé un par para salir de compras con Mila. Encontré su collar en uno de los cajones. También me topé con una cámara muy antigua. No creo que a Renzo le guste a fotografía. Ajusto la cadena de Mila. Me coloco la sudadera de Renzo que me queda más abajo de las rodillas. Ajusto