CAPÍTULO 3

1167 Words
NINA RIVAS -Mi bella Nina, despierta es mamá- mi cuerpo es cubierto por una tela muy suave y cálida. -mami cántame- la dulce voz de mamá logra calentar mi alma. -por que eres mi niña. Mi dulce Nina- besa mi frente. Vuelve a cantar y sonrío. Mi mamá. Mi preciosa madre… -Nina.. me gustas.- El rostro de mi madre se distorsiona No. No quiero. Unas manos arrancan las sábanas de mi cuerpo, el frío me pone a temblar. -Mi Nina, me gustas- arañan mi cuello. La silueta toma forma masculina. Intento huir, pero no puedo. -¡No quiero!- me volteo intentando huir. Algo me sostiene. Ya no más, no quiero. No quiero que me lastimen. -Renzo necesito que la sujetes, Está ardiendo en fiebre- abro los ojos captando la imagen de un hombre muy robusto intentando sujetarme las manos. -¡No….! ¡No quiero!- un hombre mayor lo acompaña. -esto no va a funcionar. Necesita un baño de agua fría- El hombre de aspecto intimidante me determina y mueve la cabeza. -¿no hay otra solución?- ¡claro que la hay! que me suelten. Que me dejen libre. Levantan mi cuerpo. -¡No…!- -angel por favor, estas ardiendo en fiebre- me retuerzo y levanto la mano arañando su rostro. Espero el golpe por mi fatal comportamiento, pero lo que consigo es que me lleven a un lugar muy grande de colores luminosos. -tranquila ya estás segura- sus brazos me sostienen fuerte. No se que pasa, no se en donde estoy. No se quien es ese hombre. Mi corazón palpita, siento que se me va a salir del pecho. -abriré la ducha- muerdo el hombro del desconocido logrando que sienta su carne en mi boca. No emite sonido alguno. Ni cuando siento un sabor salado. -eres un angel vampiro- se ríe. ¿Por qué se ríe? Un chorro de agua empapa mi cuerpo poniéndome a temblar en cuestión de segundos. Sigo pegada al hombro del sujeto. Un dolor de cabeza pone mi cuerpo frágil. -ya estas bien Malysh- mece mi cuerpo palmeando mi espalda lentamente (bebé) Nuevamente caigo en una profunda oscuridad. El sonido de algo cayéndose al piso me levanta de golpe. Levanto la vista viéndome rodeada de una habitación inmensa con colores marrones y n/gro. ¿Dónde estoy? Desorientada ruedo de la inmensa cama, estoy descalza. Pierdo el equilibrio con cada paso que doy. Mi cuerpo se siente pesado. Me acerco a un espejo inmenso y lo que observo me deja de piedra. Mi cuerpo… Moretones. Muchos moretones, en mis brazos, piernas. Mi cabello está muy desordenado que ni un peine pasaría. Necesito salir de aquí. Camino hacia la puerta y el corazón se me acelera al ver un lo que intuyo es un perro gigante acostado en medio del pasillo. Levanta la mirada, su pelaje es oscuro y sus penetrantes ojos logran ponerme de los nervios. Doy un paso, gruñe pero no se mueve de su lugar. Retrocedo tres y vuelve agachar su cabeza. Su orden es clara. No puedes salir. Bendito costal de pulgas. Vuelvo a la habitación. Me acerco a la ventana. Estoy en el segundo piso. La caída no me mataría. Levanto la pierna dispuesta a salir de este lugar. -Yo de ti no lo haría pequeño ángel- Una voz profunda me detiene de mi acto. Me volteo presionando mis manos en el borde. El corazón se me estremece al ver a un gigante de tal vez 1.90 metros. Sus brazos están llenos de tatuajes, músculo. Es puro músculo que logra ponerme nerviosa. -¡no te acerques!- retrocedo olvidando que la ventana está abierta. Siento el frío del aire alborotar mas mi cabello. Mi cuerpo se inclina, No tengo con que sostenerse. -¡carajo!- cierro los ojos mientras el frío envuelve mi cuerpo, el golpe va a ser fuerte. Tal vez sobreviva, tal vez no. Sujetan mi pierna izquierda logrando que la camisa oscura que utilizaba acabe en mi rostro. Abro los ojos viendo que estoy de cabeza. Levanto la cabeza y el gigante sostiene mi pierna mientras se lleva su otra mano a la cara. -¡estas loca Malysh!- ¿por qué se cubre el rostro? Levanto una mano tocando mi pierna.. No. No.. -¡Estoy desnuda! ¡pervertido! ¡gigante malo! - me balanceo. -¡no te muevas o te romperás la cabeza!- no me importa. -¡Me estás viendo la v/gina. Maldito pervertido- empieza a subir mi cuerpo sin esfuerzo alguno. Cuando me deja sentada en la ventana me determina buscando no se que. -¿estás bien?- me cubro el rostro. Muero de vergüenza al saber que vio eso. Lo empujo dejándolo allí. Corro a la puerta pero al abrirla el perro vuelve a levantar la cabeza. -¡Quiero salir de aquí!- Cierro la puerta, me tambaleo. El dolor en mi cabeza incrementa. -Escuchame ángel..- me toca el hombro. -¡¡no soy ningún ángel. ¡¡Quiero salir de aquí!! sácame de aquí- Me arrodillo abrazando mi cuerpo Lágrimas resbalan por mis mejillas. Siento que me ahogo. -no llores Malysh. Puedo enviarte a casa. Solo dime de donde eres- ¿va a dejarme ir? así y ya. Levanto la cabeza. Sus ojos miel me determinan esperando una respuesta. -¿vas a dejarme ir?- me mira por unos segundos y luego asiente. -no podría obligarte a permanecer a mi lado- su mirada cambia mostrando un ápice de tristeza. Ya no se ve tan intimidante. Me pongo de pie apartando el cabello húmedo de mi rostro. -Gracias- mis manos tiemblan. -bueno yo soy…- la mente se me queda en blanco. Yo soy.. -yo me llamo…- vuelvo a buscar en mi cabeza mi nombre. ¿cómo me llamo? -Vivo en, mis padres son..- Nada. Simplemente en blanco. El hombre me determina esperando una respuesta. No tengo nada. Vacío. -Vivi..- articulo no tan convencida. -¿Vivian?- responde. -Si. Vivian- muevo la cabeza. -o puede ser Viviana pequeño ángel- se cruza de brazos. -si..- logro decir. Suspira y se acerca apartando un mechón de mi mejilla. -no suenas muy convencida de tu propio nombre. ¿Sabes acaso cómo terminaste en mis brazos Malysh?- Trato de recordar y nada. ¿cómo llegué a él? -estabas inconsciente, cubierta de sangre. En medio de una guerra entre mafias. El barco en el que estabas iba a ser incendiado. Gracias a uno de mis colegas que te vieron pudimos salvarte- ¿mafia? Guerra. Sangre. Levanta mi barbilla, limpia rastros de lágrimas de mi mejilla. -Te vi y te traje conmigo. No se si hice bien pequeño ángel, pero no podía dejarte ahí- bajo la mirada. Esta vez no rehúyo de su tacto. Es más bien un consuelo. -gracias..- acaricia mi cabello como un cachorro abandonado. -puedes quedarte el tiempo que quieras hasta que tus recuerdos vuelvan- asiento sintiéndome más vulnerable que tengo que abrazar a este costal de músculos por que siento que me ahogo con mis propias lagrimas.
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