Me levanté adolorida, mucho, muchísimo. Me dolían los huesos, HASTA LA PIEL! sentí un brazo en mi cintura, volteé y era el de Andrés, seguía sin creer que estuviera aquí, después de todo lo que me dijo... En verdad quería golpearlo, insultarlo y luego quizá renunciaría jaja.
Me iba a levantar pero en lugar de eso solté un quejido sin lograr movimiento alguno, él se levantó asustado y dijo:
-¿Estás bien? -Odio que me mire con esos ojos- No te muevas, te vas a lastimar.
Respire muy profundo y cerré los ojos, no quería ni mucho menos tenía alientos de discutir.
Él salió de la habitación y tomé (con mucho dolor) el primer pijama que encontré la cual era igualmente corta y me envolví de nuevo en las mantas. Después de unos minutos llegó con un chocolate caliente y unos pancakes. Y una past
