El vuelo de regreso a San Francisco, fue todo menos lo que Bruno esperaba, en sus sueños de la noche anterior, se imaginó a sí mismo dentro del avión, pero era una imagen totalmente diferente. A su lado estaba Monique, acompañándolo para poder al fin presentarla a su padre. Este se iba a sentir muy orgulloso de que finalmente su hijo sentara cabeza. Pero la realidad era otra, los sueños no siempre se cumplen y ahora le tocaba enfrentar la verdad. Había esperado a Monique hasta que la tripulación casi le obligo a abordar el avión. Por un momento, antes de cruzar la línea de seguridad, creyó verla, miro una figura moverse entre la gente, y el corazón se le lleno de felicidad. Debía confesar que deseaba con toda su alma, verla una vez más, si no para irse con él, por lo menos para darle el