Sean se despertó al escuchar ruido proveniente de su cocina. Frunció el ceño al notar que este se intensificaba con el uso de la licuadora y los demás utensilios que tenían en la cocina. Antes de pararse y ver quien era la persona que estaba haciendo todo ese ruido, se talló los ojos y bostezó por el cansancio de la noche anterior.
- Daniela no puede quedarse tranquila ni por un segundo - Sonrió y negó al recordar la noche que había pasado hablando con ella.
Se paró de la cama y se puso una camiseta blanca para poder bajar a verla. Bajo de dos en dos las escaleras con una gran sonrisa en la cara hasta que fue borrada por las dos voces que escuchó en el lugar al que se dirigía.
- ¿Qué está haciendo ella aquí? - Frunció el ceño y caminó con mucha más rapidez a la cocina para pode
