Quadraginta et Tres

2874 Words

El empresario observaba a las hojas que se encontraban regadas en su escritorio con atención. Después de una semana en la que había visto a Jade acompañada de su trabajador, aún tenía un nudo en la garganta ante el estrés que le estaba causando el pensar en ellos dos juntos. Segundos después de seguir pensando en ello, subió sus dos manos a su rostro y la tapó con frustración. - Maldición - Murmuró con furia. La castaña no lo iba a perdonar por salir con Fernanda (lo cuál no fue del todo su intención). Esa cena se dio un día a otro, por lo que no pensó bien en lo que podría pasar. - ¿Se puede? - Sean alzó su mirada hacía la puerta y asintió al ver a su mejor amigo esperando por su respuesta - ¿Ya viste a la castaña? - El susodicho negó. - No la he visto desde hace una sema

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