CAPITULO 41 LLEGAMOS A LONDRES

2096 Words
Salimos dejándolo dormir, fuimos a la sala a conversar pero me di cuenta de que la mujer madre del niño, me observo al disimulo y entro rumbo donde estaba Albert, se lo dije a mi hermano y disimulamos para poder seguirla y ella había dejado la puerta entreabierta y me quede escuchando que decía sentada a su lado y acariciando su cabello —Albert te ame mucho no quisiste escuchar nada te fuiste, cuando tuve a mi hijo deseaba que estuvieras conmigo, nunca te olvide por eso Rupert me celaba y me golpeaba pensaba que nos veiamos a escondidas hasta que después de dar a luz  le dijeron que te habías ido ese mismo día fuera del país, allí terminaron las agresiones Pero Rupert amo a nuestro hijo desde que nació, lo besaba lo cargaba le decía cosas bonitas eso mantenía mi cordura, casi me volvi loca cuando me dejaste sola, pero con los años Rupert se gano mi corazón, pero jamás te olvidare Albert fuiste el primer hombre en mi vida, gracias por haberme dejado ese hermoso regalo que fue nuestro hijo, ahora que te casaste deseo que seas muy feliz como lo estoy ahora con Rupert —se levanto y le dio un beso en la frente y salio de allí, no me vio porque me meti en un closet grande que había, esperé que se fuera y entre para sentarme a su lado observándolo dormir —Albert esa mujer te amo como te amo yo, si hubieras esperado alguna explicación aquí estuvieras viviendo feliz con ella, pero nadie sabía lo que sufriste y que tu corazón estaba ya herido por esa maldita de Arlett, ella es la culpable de que no te casaras con esta linda mujer, casi hace lo mismo con nosotros, pero yo no me dejo llevar de chismes Bese su mano  la puse en mi mejilla y escuche pasos conocidos era Lucius —Fanny ¿sigue dormido? —Si, aquí estuvo la mamá del niño, pobre mujer tantas vejaciones por nada pero ahora es muy feliz con ese hombre, pero el destino le quitó el fruto del amor entre ella y Albert que duro es eso —Oye tú debes amar mucho a este grandote, no te importa que tuviera un hijo no te importa que dañe tu Luna de Miel, vaya cosa, que suertudo es mi cuñado —Lucius Él no tiene la culpa de nada ¿te acuerdas lo que pasó en el mall? Tú te creíste la pantomina de esa arpía de Arlett, en cambio yo, le creí a Albert —Bueno eso es cierto, a ti no te engañan fácilmente hermana —dijo Lucius sonriente —Esto es trabajo de nuestro padre, no creas todo lo que ves si es que no lo compruebas Albert se movio un poco para virarse a un lado, me acoste a su lado para que me abrace de cucharita y dije susurrando —Lucius deja la ropa allí en la silla y cierra la puerta quiero dormir, regresa mañana muy temprano —Bueno ya me voy chao —se fue cerrando la puerta y yo antes de virarme lo bese en sus labios diciéndole —te amo Me desperté primero Albert estaba boca arriba, me subi un poco en su pecho para darle un largo y rico beso, entreabrió sus ojos al despertarse me miró me agarro mi rostro y me beso como siempre con tanta pasión, al terminar nuestro beso recordó el porque estábamos allí y se puso muy triste, lo abracé fuerte para darle apoyo —Buenos días amor —me contesto —Buenos dias mi gordis Nos levantamos, nos aseamos y nos pusimos la ropa negra y lo demás puse en una pequeña maleta que Lucius me dejo, al salir escuchamos la voz de mi mellizo —Buenos días Albert, buenos días hermana —nos invitaron a desayunar, eran una familia numerosa, la mesa bien larga, noté que ella lo observaba a Albert, pero no me sentí mal, solo me imagino los recuerdos buenos que debe tener de Él, terminamos y nos subimos en los autos rumbo al cementerio siguiendo a la carroza fúnebre que iba adelante de todos, cuando llegamos hicieron la misa y cuando comenzaron a despedirse del cadáver, ella vino a llevarselo junto a ella al final ellos dos son los padres del chiquillo Hablaron unas palabras de despedida y al final Albert agradeció a Rupert por haber amado y cuidado del niño, ese hombre fue a abrazar a mi esposo, cuando enterraron al niño Albert lloró y la mujer abrazada con su esposo también, nos despedimos y nos fuimos de allí Lucius me dijo que vayamos a su casa a descansar un poco, entramos y nos sentamos en la sala Albert estaba muy triste, saco una foto del bolsillo y me la dio, era de su hijo, era idéntico a Él, lo miré y la guarde en un libro que siempre tengo en mi cartera. Me le senté en sus piernas y dije —Albert no te voy a pedir que lo olvides, pero desearía que te calmes, tú no sabías de la existencia del niño, no tienes culpa de nada ni siquiera del hombre que lo crió y amó, tranquilízate ya por favor Lo que recibí de contestación fue un gran beso apasionado y sus lindas palabras —Me gusto como sobrellevaste esto mi gordis, solo me has apoyado desde el principio —le sonreí y conteste —Porque te amo Albert, por eso —volvimos a besarnos y sonó el celular al contestar dijo —En una hora vamos para allá, gracias —me miró y dijo —llamó el piloto nos espera para irnos a Londres Lucius nos trajo whisky tomamos algunos vasos conversamos de otras cosas para tranquilizarlo un poco, después fuimos al hotel para recoger nuestras cosas llegamos al aeropuerto para subirnos al avión, nos sentamos juntos, lo primero que hizo fue besarme largo y apasionado para después decirme —Te amo como jamás he amado a nadie mi gordis —Esas palabras me encantaron pues sé que son ciertas —Le conteste —Mis ganas de ti no se quitan, se acumulan Albert —Me beso con tanta pasión y ansiedad cuando dije esas palabras Todo el vuelo hacia Londres nos dormimos abrazados, al llegar la aeromoza vino a llamarnos y anunciarnos que llegamos, nos estiramos nos observamos y zaz a besarnos como locos. Bajamos y en uno de los autos de su padre fuimos al Hotel donde su familia era la mayor accionista, al entrar lo saludaban efusivos, llegamos a la habitación designada para nosotros, nos desvestimos y a la cama, solo me abrazaba fuerte y me pregunto —¿Podremos hacerlo ahora mismo? Te deseo mi gordis, ardo en llamas por ti Lo observe esta muy deseoso pero le conteste —Déjame revisarte las heridas Se acostó boca abajo, las revise y ya estaban cicatrizadas, me agache a besarlas y gimió enseguida y hable —Estan listas para que las bese y las muerda mmmm —se carcajeo y por eso le mordí con ganas la espalda y grito —Au eso dolió mi gordis —Le exprese con deseo —Es que te tengo ganas de comerte estas delicioso Se dio vuelta para jalarme y caí encima de Él, nos miramos fijo y sonreímos juntos, nos olvidamos de todo y comenzó nuestro vaiven de amor, nuestra poesía del deseo Nuestros besos son tan largos tan melosos nos perdemos en nosotros mismos, me encanta acariciarle su cabello es tan sedoso, sus manos siempre rodean mi cintura después me recorre mi espalda, pero esta vez trataba de sacarme el brassier, le ayude y metio su rostro entre mis senos besandolos Gemí de placer me hacia cosquillas pero eran tan placenteras, sus manos empujaban mi espalda para tenerme más apegada a Él, baje el cierre de mi pantalón, me solte y me pare en la cama y Albert ayudó a sacarlos, besaba cada pierna mientras lo hacía, salieron y cayeron a un lado de la cama quedando solo en bragas. Él se levanto para sacarse la camisa botón a botón yo le sacaba uno a uno y cada vez que se abría un poco al frente besaba palmo a palmo su hermoso y grandioso pecho, hasta que la camisa salió toda, baje el cierre de su bragueta y comencé a bajarle los pantalones gemía cuando lo hacia, cuando solo quedo en boxers observe su polla allí apretada estaba que quería salir de su prisión Con mi mano se la acaricie y escuche ese ronco gemido que adoro, de a poco fui sacando ese boxers y su polla salto hacia afuera dejando ver su enorme longitud su gran grosor y sus venas a lo largo, se la agarre pase mi lengua por su glande, se lo bese subi un poco y bese su vello púbico bajando despacio los besos y acariciando sus bolas Me observaba mientras se la mamaba sus labios eran remordidos entre si, me encantaba que me mire con más ganas se lo hacia más fuerte para escucharlo gemir de placer, después agarre su cintura para que se ponga de rodillas y quedar frente a frente, nos besamos me agarro mi rostro eso me gusta mucho. Me acostó y comenzó muy despacio a sacarme las bragas, de a poco asomaba mi coñito al descubierto, fue a besarme encima de mi pubis bajando sus besos hasta llegar a los pliegues de mis labios lamiendo y chupando que rico se sentía, su lengua paso por mi botoncito eso me dio mucho placer, lo hizo algunas veces hasta que la explosóon del orgasmo me vino tan fuerte pero delicioso, añoraba sus caricias Se monto encima mío para volver a besarme senti el sabor de mis fluidos pero que importa sentirlo a Él eso es lo que deseaba tanto sin sumisión, quería lo natural en Él y eso lo hizo me complació y mucho Abrí mis piernas para que tenga acceso a mi coñito mojado para recibirlo, pero lamia mis pezones con locura haciéndome dar respingos a cada rato, su lengua pasaba haciendo estragos allí, me alzo un poco las piernas para poner su polla en mi entrada de a poco con su mano la deslizaba de arriba hacia abajo haciéndome morir de ganas de que ya me la metiera hasta que lo hizo, la enterró de una sola estocada que gemi de sentir su deliciosa anaconda llegar hasta el fondo, llenando mi cavidad con su grosor. Seguía con sus besos sus manos entrelazadas con las mias, comenzó con sus embestidas y gemidos mutuos, deslizaba su polla dentro de mi casi la sacaba por completo y de nuevo la empujaba hacia adentro y yo sintiéndome en el cielo Me besaba cada vez en cuando y yo feliz recibiendo sus embestidas y sus besos, nuestros gemidos inundaban la alcoba, después se dio vuelta sin soltarme y quede arriba de Él montada encima  y con su polla dentro de mí, mis manos acariciaban su pecho y subia y bajando disfrutando su polla En cambio Albert con sus manos apretaban despacio mis pezones lo que yo sentia era algo tan deliciosos que mi clímax estaba apunto de llegar y opte por moverme de adelante hacia atrás  que lo hice gemir muy fuerte, hasta que yo acabe primero sentia mi pulso que se quedaba quieto y de nuevo reaccionaba, seguí moviéndome para que Él también acabara lo hizo agarrándome de mis caderas moviéndome a su placer hasta que senti su semilla caliente llenar mi coño Ambos resoplamos del gusto que sentimos, me quede allí mirando como su rostro denotaba el placer que acababa de sentir, hasta que abrio sus ojos observándome y yo con mi sonrisa bien feliz montada encima de su polla semierecta ya, cabalgando despacio y haciendo el sonido  de los cascos del caballo, nos reímos juntos Baje de su polla y me monte encima de su cuerpo y juntos dijimos riéndonos por lo que paso —Oh no nos mojamos jajajaja—pues su semen salio de mi coñito mojo las sabanas y nuestras piernas, pero que importa lo que sentimos importa lo que gozamos importa Albert me dijo estas lindas palabras que jamás voy a olvidar pues salieron de su corazón —Más que tocarnos la piel, más que besar nuestras ganas, es el deseo de amar, cuando se ama con el alma Que bellas palabras que me las dijo a mí a su esposa, eso para mí es suficiente para seguir amándolo toda la vida que tenga o para toda la eternidad El amor que Albert me profesa es tan grande tan profundo que nada más me importa en este mundo soy muy feliz con Él, puede ser donde sea, así sea en una pequeña cabaña lo que deseo es estar siempre a su lado
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