Mientras me tenía bajo su agarre me sentía mal, me sentía sola me sentía amenazada y Albert que no asomaba hasta que escuché que preguntaba —Mi gordis ¿dónde estás? ¿Dónde te metiste? —Conteste muy fuerte —Albert acá estoy ven —Vi una gran figura acercarse y mirar al hombre que me tenia abrazada, lo miraba con curiosidad y me miraba a mí, debo haber tenido mi semblante con pedido de ayuda porque se dirigió a este hombre diciendo furibundo —Suelta a mi esposa El atrevido de Silas le contesto divertido —¿Y si no quiero? ¿vas a golpearme? Jajajaja ella ya me conoce —Yo miraba a Albert ya con susto, no quería que protagonice algún altercado y dije —Silas por favor suélteme, usted está mal no me interesa para nada, por su culpa no termine mi beca, además estoy casada Me viro para mirarme