La noche de la fiesta de nuestro antiguo Alfa había llegado, y la manada estaba de buen humor. Deseaba poder estar en cualquier lugar menos rodeado de tantos miembros alegres de la manada, pero estaba poniendo mi mejor cara y siendo el anfitrión siempre amable. —¡Has hecho un buen trabajo, hermano! —Caleb me llamó, mientras cruzaba la pista de baile instalada en el campo de entrenamiento, con la mano de su compañera muy embarazada, y nuestra Luna de la manada, Eden. —Gracias —Le asentí. —Asher, pareces cansado, cariño —Eden se acercó a mí, apoyando su cabeza de largas trenzas oscuras sobre mis hombros. —Solo cansado, Eden, no duermo muy bien —Expliqué—. Y esperando que esta noche salga bien. —Te preocupas demasiado, sabes que una vez que todos tengan unas copas encima, no les importar