Capítulo 2 - Bailey

1947 Words
Un año después Otra fiesta de cumpleaños más para nuestro querido futuro Alfa. Ja. No mi querido futuro Alfa. Odiaba al imbécil. Me rompió el corazón sin pensarlo dos veces. Nunca obtuve una explicación adecuada de él sobre lo que había hecho para merecer eso. Aparte de los insultos frecuentes, de por qué querría estar con alguien como yo. ¿Le parecía que yo era digna de ser Luna? No tenía ni idea. ¿Cómo demonios se veía alguien digno de ser Luna a sus ojos? Alguna rubia boba, sin duda. Eran las lobas con las que solía pasar su tiempo dentro de nuestra manada. Las que lo idolatraban. Que harían cualquier cosa que él les pidiera. De las que dudaba mucho que leyeran más que el trabajo que les asignaban en la escuela. —¡Bailey! —gritó mi mamá desde la escalera de nuestra casa familiar— ¿Te vas a apurar?! —¿De verdad necesito ir a la fiesta? —respondí— Te lo digo, ¡a Miles no le importará si no estoy allí! —Pero a tu tía y a tu tío sí. Y no voy a explicarles de nuevo por qué no estás —Mi mamá sigue gritando— ¿No te das cuenta de cuántos eventos te has perdido este año, todo porque tienes la cabeza metida en un libro? —Sí, Bai-Bai. Qué nerd. No es de extrañar que no tengas amigos —Mi hermana Morgan se ríe desde fuera de la puerta de mi habitación. —Vete al diablo —siseé—. Tengo amigos. Salí de mi habitación hecha una furia y bajé las escaleras hacia mi familia que me esperaba. Planeaba saludar al cumpleañero, aunque no le importaría en lo más mínimo. Sé que preferiría no verme en absoluto. Y luego me escabulliría a casa. —Ew, ¿vas a usar eso? —preguntó Morgan. Miré hacia los pantalones negros ceñidos que llevaba puestos y la camiseta sin mangas blanca. Genial. No puedo ganar. Nada de lo que uso es aprobado por mi hermana, evidentemente nombrada la reina de la moda sin mi conocimiento. Bueno, estoy vestida y lo llevo puesto. Creo que se veía bien con mis sandalias gruesas negras que llevaba puestas… Fruncí el ceño a mi hermana y salí por la puerta. —¿Vamos o no? —les espeté a todos, realmente sin poder esperar al mes siguiente cuando me vaya a la universidad. ¡Alejarme de ellos y de esta manada! La fiesta ya estaba en pleno apogeo cuando llegamos, la música retumbando desde los altavoces mientras las parejas se besaban en cada espacio disponible, así que aparté la mirada mientras caminábamos por los pasillos de la casa de la manada hacia el salón donde sin duda encontraríamos a Miles reinando sobre su gente. Siendo todo importante, como le gustaba considerarse a sí mismo. ‘¿Por qué estás aquí?’ La voz de Miles llenó mi enlace mental, antes de que hubiera entrado completamente en la habitación detrás de mis padres. Genial. ‘No tuve elección. Créeme, preferiría no estar.’ Le respondí con enfado. Estaba más que un poco cansada de la forma en que me trataba. Sí, planeaba rechazarme. Decidió que no era para él, pero podría haberlo dejado así. No necesitaba que me trataran como si fuera una especie de marginada social por el hecho de que decidió que no era adecuada para él. No creo que mereciera eso. Había soportado suficiente acoso durante mi tiempo en la escuela secundaria, por el hecho de que disfrutaba de mi educación. ‘Oh. ¿Perdón? ¿Estás insinuando que no ibas a venir a la fiesta de tu próximo Alfa?’ Miles enlaza con una actitud seria. ‘Miles, acabas de preguntar por qué me había molestado en venir. ¿Ahora estás preguntando si no iba a venir? Aclárate.’ Argumenté. ‘Recuerda quién soy, Bailey. No estás por encima de mí. Nunca lo estarás. Podrías haber sido igual a mí a lo sumo si te hubiera considerado adecuada para ser mi pareja, pero no. Estabas por debajo de ese honor.’ Dijo con desdén. Sentí la ira recorriéndome. ‘¿Y crees que no te habría rechazado?’ Le respondí con enfado, moviéndome hacia la salida, sin querer estar aquí más. Hasta que sentí una mano agarrando la parte trasera de mi camiseta sin mangas, tirándome hacia atrás. Mis ojos se alzaron para encontrar la mirada oscura de Miles, que me miraban con desdén. El próximo Alfa de nuestra manada. El hombre más arrogante que creo haber conocido. Uno con el que, afortunadamente, ya no tenía que ser pareja, ya que el estúpido imbécil había decidido rechazar a su propia compañera predestinada antes de siquiera darle una oportunidad. —¿A dónde vas, Bailey? —preguntó, su voz llena de desprecio. —Bueno, creo que me preguntaste por qué estaba aquí, así que asumí que querías que me fuera —le dije. Miles inclina su cabeza hasta que está al mismo nivel que la mía, inhala profundamente, como si todavía disfrutara de mi aroma. Ha hecho esto numerosas veces últimamente, lo cual encuentro bastante extraño. Pero, lo ignoro mientras inclina su cabeza para mirarme. —Hmm, creo que mi mamá y mi papá podrían tener algo que decir si te vas. Su pequeña y lista Bailey. Dios no lo quiera —Presiona su frente contra la mía—. Solo mantente alejada de mí, y no arruines mi diversión. Sacudí la cabeza con incredulidad mientras se alejaba. ¿Pensó siquiera por un momento que me acercaría a él si pudiera evitarlo? ¡Preferiría estar en cualquier lugar menos cerca de él! —Bailey, ¿por qué estás acosando a mi amigo? —escuché que mi hermano, Jordan, exigía, mientras se acercaba de repente, haciendo que muchas personas se volvieran y me miraran. Maravilloso. No hay nada como empezar chismes en la manada, ¿verdad? ¡Estoy segura de que Miles lo apreciaría! —No lo estaba acosando, él fue quien vino a hablar conmigo. Preguntando por qué había venido —le dije, y mi hermano se rio. Es tan idiota como Miles. Cualquiera de mis amigas que tiene hermanos mayores odia lo protectores que son. ¿Yo? No, mi hermano mayor es el que lidera todo el acoso y siendo un completo imbécil conmigo. Encuentra gran vergüenza en el hecho de que su hermana menor está lejos de ser parte del grupo popular y está, en sus palabras, ‘demasiado metida en sus libros’. Creo que, con toda honestidad, toda mi familia me encontraba, de una manera u otra, una gran vergüenza. —Bueno, tiene un punto. No es como si fueras a unirte a las celebraciones. Probablemente estarás sentada en un rincón tranquilo leyendo —Se burla. —Bueno, ciertamente es más intelectualmente placentero que cualquiera de ustedes —Le sonreí mientras me alejaba de mi hermano que se quedó mirando confundido. Estoy segura de que no tenía idea de lo que quise decir. Lo aterrador es que él será el próximo Beta de la manada. Que Dios ayude a nuestra manada. Entre él y Miles solo tienen una neurona entre los dos, ¡y estoy segura de que la comparten! ¡Y aun así, creo que era recargable y empezaba a perder poder y conocimiento a un ritmo rápido! Solo se graduaron de la escuela secundaria porque pagaron a personas para que hicieran su trabajo por ellos. Mientras me escabullía, saliendo del salón concurrido hacia la parte superior de la escalera, donde esperaba esconderme el mayor tiempo posible, escuché pasos detrás de mí. Me giré rápidamente, esperando que solo fuera alguien que se dirigía a su dormitorio o incluso a uno de los baños de repuesto en este piso. Pero, lamentablemente, la suerte no estaba de mi lado esta noche. No. Miles me estaba siguiendo. Con las cejas levantadas y luciendo bastante irritado. —Oye. Quiero hablar contigo —exigió. —Me pediste que me fuera hace un minuto, ¿no? —le pregunté. —No lo creo, creo que fue más una cuestión de por qué estabas aquí —dice Miles con una sonrisa. Sentándose en el escalón superior conmigo. —Miles, tienes a toda la manada aquí por tu cumpleaños, estoy segura de que lo que necesites hablar conmigo puede esperar —Me encogí de hombros, deseando desesperadamente paz, lo cual, considerando el ritmo ensordecedor de la música que sonaba, sería difícil. —No. ¿Por qué no me dijiste que te ibas? —pregunta, como si estuviera irritado por el hecho de que no le había informado. ¿Por qué le informaría? —¿Por qué lo haría? No somos amigos, Miles. Tampoco eres mi Alfa todavía. Fue arreglado con mis padres, yo y tu papá, como Alfa —Le expliqué, sin entender por qué esto siquiera le molestaría. Si acaso, pensaría que estaría contento de deshacerse de mí. —Pero te vas —murmura. —Eso es generalmente lo que pasa cuando vas a la universidad. Sí —Dije con otro encogimiento de hombros. —¿No había una más cercana a casa? —sisea—. Porque me parece que elegiste la más lejana. —¿Qué te importa a ti? Me odias. No estaré aquí, logras tu deseo de librarte de mí —espeté, verdaderamente harta de que él intentara dictarme lo que debía y no debía hacer. Había trabajado duro en la escuela para poder hacer esto. Mis padres habían hablado con mi tía y mi tío, quienes son la Luna y el Alfa de nuestra manada, para permitirme ir a una universidad fuera del estado a estudiar, diciendo que era lo que había soñado. No tenía nada que me detuviera. Y, dado que Miles no me quería como su pareja, ni como su Luna, yo realmente tampoco. No es que ninguno de ellos lo supiera; era nuestro propio secreto. A pesar de la atracción hacia él como mi pareja desde que mi loba había llegado, aún lo encontraba verdaderamente repulsivo. Me daba asco. Sin embargo, los dolores que sentía cuando él dormía con las muchas lobas que visitaban su cama, lo hacían aún más fácil de detestar al hombre en el que se había convertido. Aún no tenía idea de qué había hecho para merecer este trato de su parte, aparte de no ser parte del grupo popular. Pero, sabía que merecía algo mejor que él. Miles me miró, momentáneamente una expresión pensativa pasó por su rostro, casi cariñosa, antes de que una dureza la reemplazara. —Eso es cierto. No más tener que ver el fracaso decepcionante que la diosa de la luna hizo al emparejarme contigo. Al menos no por unos años. Quién sabe, tal vez conozcas a alguien mientras estés allí. Te sugiero que lo hagas. Así no tendrás que volver, porque yo, como Alfa, estaré buscando a mi Luna. —Miles, honestamente no me importa si encuentras a alguien más —le dije, levantándome para irme a casa, sin querer pasar ni un momento más en el mismo lugar que él. Cuando me disponía a alejarme, él agarró mi mano, tirándome hacia él, de modo que una vez más quedé sentada a su nivel en el primer escalón del rellano del primer piso de nuestra casa de la manada. —Siempre tan justa, ¿verdad, Bailey? ¿Dices que no te importa? Veremos. Bueno, esto será en mis términos. Yo, Miles Davenport, te rechazo, Bailey West, como mi pareja destinada… —comenzó, y mi cabeza comenzó a dar vueltas mientras sus palabras calaban. La comprensión y el dolor excruciante de lo que estaba sucediendo se volvieron insoportables para mí…
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