Escucho los pasos de mi hermana subiendo las escaleras. Evidentemente, no quiere hablar. Y, sinceramente, no tengo la energía para perseguirla. No esperaba verla en casa. Estaba aquí para recoger algunas cosas y poder viajar al territorio de mi compañera predestinada, pasar un tiempo con ella mientras reunía sus cosas para venir y mudarse aquí conmigo. Mi compañera predestinada. En serio, conocerla por primera vez hoy fue como si el suelo se hubiera deslizado bajo mis pies. Como si el tiempo se hubiera detenido. Escuchas historias sobre cómo se supone que es conocer a tu compañera predestinada, pero conocer a Gia fue todo lo que describieron y más. Sus ojos brillaban como gemas preciosas, y maldita sea, ¡pensé que mi corazón iba a salirse del pecho! Ni siquiera empiecen con las chispas de