Ya estaba a punto de llegar a la esquina acordada, las piernas me temblaban y las manos empezaron a sudar, las pasé por el asiento del carro para secarlas y tratar de controlar mis nervios. Le pedí al taxista que parara unos cuanto metros antes y baje pagando el precio por el servicio, mire a todos lados y no vi a nadie así que camine y me oculte detrás de una pared a esperar que él llegará, lo vería de lejos primero y si me animaba y si me atraía si presencia más de lo que me atraía las fotos llegaría a la cita sin arrepentimiento, de lo contrario correría en dirección opuesta y no volvería a escribirme con él. Unos minutos después veo a parecer un hombre alto, fornido, veía disfrazado de pirata, traía un pantalón n***o holgado y un poco gastado traía atado una especie de bufanda roja a