V

1262 Words
—La encontré camino de casa haciendo ochos —respondió—. No deberíais dejar que se metiera por ese callejón —sentí la enfurecida mirada de Julian—. Nos vemos. Cuídate pequeña. "Shane, la cagaste, joder". —Adiós —saludé efusivamente con la mano. —He dicho que te metas dentro —su voz grave me asustó, nunca le había oído hablarme así. La piel se me erizó y cabizbaja fui hasta la entrada, quedándome frente a las escaleras. Hubiera salido corriendo por patas escaleras arriba si no fuera porque no estaba en condiciones de correr—. ¿Qué hacías en ese callejón? —No te importa —respondí desafiante—. ¿Qué hacías afuera a estas horas?, ¿no deberías estar follándote a…? La mano de Julian quedó a escasos centímetros de mi mejilla. Él estaba rígido, estático y bastante sorprendido, tanto o más que yo. Se llevó esa mano hacia el pelo y me atrajo hacia sí para darme un abrazo de oso. ¿Qué demonios le pasaba a este idiota? Su corazón latía muy rápido, podía escucharlo con claridad. —No vuelvas a darme un susto como este —le abracé y comencé a llorar como una niña, ¿por qué era tan idiota?—. Maldita sea, Sheila, ¿no sabes qué hora es? Si te llega a pasar algo…, encima hueles a alcohol. ¿Qué demonios has estado haciendo, acaso has bebido? —Lo siento —murmuré, apenas si podía decir nada. ¿Qué me pasaba? Estaba comportándome como una niña—. A… ahora, b…bueno, y…yo —hipé y él rió—. ¿Qué es tan gracioso? —Nada —volví a hipar y él volvió a reírse, esta vez más sonoramente—. ¿Qué tal si te pones el pijama y vas a dormir? —Sólo si me lo pones tú —respondí. Él me miró con una ceja enarcada y yo reí inocentemente. —Creo que por hoy no lo haré —puso los ojos en blanco y me cargó como a un saco—. Así subiremos más rápido. —Te amo —murmuré. ¿En serio lo había dicho? Él frenó de golpe, sentía su respiración acelerarse—. Lo siento. —Lo sé — respondió sin más, cosa que me sorprendió. ¿A qué se refería con "lo sé"?—. Vamos a dormir. Lo sé y ahí se quedó. ¿Qué coño significaba lo sé? Dios, es que este chico no hacía más que hablar en clave. ¿Acaso no sabía que ahora mismo mi cerebro no regaba con claridad? Una vez que subimos las escaleras, comencé a agitarme sobre su hombro y se dio cuenta instantáneamente de que algo no iba bien, así que me dejó en el suelo. En realidad, más bien creía que era porque pensaba que le vomitaría encima. Suspiré. Abrí la boca para hablar, pero lo único que pude hacer fue mirar sus ojos color ónix, esos dos hermosos orbes que tanto me encantaban. Tragué saliva esperando algo, cualquier cosa, ¿tal vez una explicación? No sabía exactamente a qué venía ese lo sé. —¿Qué significa lo sé, Julian? — pregunté con decisión, por alguna extraña razón sentía que se me pasaba la borrachera—. ¿Sabes que yo te…? —Eres fácil de leer —me quedé boquiabierta, ¿en serio?—. Solo un idiota no… —Ahora entiendo —sonreí y negué con la cabeza. Le di la espalda y comencé a caminar hacia mi habitación, mierda, ¿por qué se movían las paredes? Vaya, sinceramente empezaba a pensar que esto era por culpa del alcohol ¿en verdad hacía ochos como decía Shane? Me agarró del brazo y abrió la puerta de mi habitación, ayudándome a entrar mientras daba un gran suspiro. ¿Por qué me seguía ayudando? Basta, yo no quería saber más. —¿Por qué has dicho eso? —preguntó, extrañado—. ¿A qué ha venido ese "ahora entiendo"? Cerró la puerta y me sentó en la cama, imbécil, ¿cómo se atrevía siquiera a tocarme? Sólo quería que se largara de una maldita vez, ¿por qué si lo sabía, no dijo nada? Desvié la mirada de él y suspiró de nuevo, ¿y él era el que estaba frustrado?, ¿qué pasaba conmigo? —Sheila... —Comencé a ser una molestia para ti en cuanto te enteraste, ¿verdad? —el me miró sorprendido, ¿por qué no quitaba ese rostro de imbécil?—. Eres idiota. —La idiota eres tú —miré a ese estúpido mentiroso con los ojos entrecerrados, ¿encima él era la victima? Já—. No es que quisiera alejarte, es solo… —¡¿Qué?! —grité. Él colocó su mano en mi boca. —No des voces —echó hacia atrás la cabeza y se agachó para colocarse de cuclillas frente a mí—. ¿Crees que es fácil? —observé su rostro sin comprender, ¿no podría ser directo?—. ¿Qué clase de persona soy, si ni siquiera soy capaz de cumplir una promesa? —Me sorprendí—. Dije que te protegería y soy la persona que más daño te hace. —Me hacías más daño dejándome de lado —respondí, escondiendo el rostro tras mi flequillo—. En secundaria nadie me hablaba, no tuve amigos hasta la preparatoria. La última vez que fui contigo a alguna parte, fue a los doce años. Los fuegos artificiales no eran divertidos, nadie me conseguía peluches, nadie me mimaba ni me consentía. Me sentía muy sola. —Yo ya pensaba que no estabas encaprichada conmigo —puso una pequeña sonrisa—. No hacías más que lanzarme cosas. —Te lo mereces. —Me lo merezco todo —respondió, dándome la razón como a los tontos. Fruncí el ceño en inflé los cachetes, detestaba que se riera de mí—. Me sorprendió que dijeras algo así allí abajo. —Te contradices —él me miró con una ceja enarcada—. Dijiste que sabías lo de mis sentimientos hacia ti, ¿por qué dices ahora que te sorprendió? —¿Acaso no lo he dicho ya? —me dio un golpe con la palma de la mano en la frente—. Hablar con borrachos es realmente difícil, tienen memoria de pez —rió y yo puse una pequeña sonrisa—. Creía que ya no estabas encaprichada conmigo. —Tú no eres un capricho para mí —murmuré—. Te conozco más que cualquier otra persona. Incluso más que esa idiota. —Eso seguro —su respuesta me confundió ¿acaso no eran novios?—. Kara es…, bueno no es mi novia como lo son Arnold y Ángela, es… diferente. Ambos tenemos objetivos para con el otro. Y la cosa empezaba a complicarse aún más. Bien, ahora resultaba que no eran novios pero la pelirroja dijo que sí, pero, ¿por qué dijo que sí? Espera, no, ¿para qué quería Julian a esa chica?, ¿acaso ella? Mierda, claro, demasiado guapa, las anteriores sí eran novias y no estaban tan buenas... Chasqueé la lengua, ¿cómo podía ser tan anormal? Empujé a mi hermoso azabache y él cayó hacia atrás, riendo. Sí, exacto, me había leído la mente, era una autentica idiota mujeriego que solo quería un polvo con esa mujer buenota. Joder.
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