Con más fuerza de la normal, guardaba mis pertenencias en mi maleta, tratando de retener las lágrimas que estaban empeñadas en salir de mis ojos. —Maldito Julian —siseé entre dientes, sintiendo un enorme nudo arder en mi garganta. El muy idiota ni siquiera se había acercado a disculparse, aunque al menos la chica palillo había salido de la mansión Hall tan rápido como corcho de champán y eso al menos era una satisfacción para mí. Escuché los toques en la puerta y gruñí, no tenía ganas de hablar con nadie. —¡Vete, Julian! — Grité de mal humor. —En realidad… soy Itiel —tragué saliva al escuchar la voz de mi hermano mayor y el nudo en mi garganta se hizo más denso. —Pasa… —dije con voz temblorosa, a la par de mis manos. Sentí la mirada de mi hermano y las lágrimas salieron sin permiso
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books