Uno de los empleados bajo el mando del capitán Nakata era un químico joven y estudioso llamado Okawa Reizo. Su trabajo consistía en probar cepas de bacterias virulentas en prisioneros chinos inconscientes y ver si las cepas podían replicarse y hacerse más flexibles en la forma en que atacaron a sus sujetos. Un día, Reizo solicitó ver a su comandante superior, el capitán Nakata. El joven químico entró en la oficina de Nakata, se inclinó formalmente y le presentó al Capitán una carpeta sellada. Nakata miró a este extraño joven. Era delgado y de aspecto pálido y ciertamente no inspiraba confianza en alguien como Yoshida Nakata. ¿Qué es esto? él preguntó. “Capitán, es un archivo que he estado preparando solo para usted. Todo es mi propio trabajo, investigación que he estado completando