6 AMSTERDAM - OCTUBRE 1967 Gorila Grant se sentó en un sillón, frente al cadáver de Reierson, admirando su hábil trabajo. Había sido una larga noche de espera antes de que finalmente pudiera alcanzar su objetivo. Pero había podido llegar a él, y ahora el hombre estaba muerto. Reierson había vivido en un apartamento del último piso de Amstelstraat. Por la información que Masterman le había pasado a Gorila, parecía que el asesino australiano usaba el departamento de Amstel como su base de descanso entre contratos. Era el lugar donde Reierson se sentía a gusto, con su vista perfecta de postal del Puente Azul debajo de él. No es que Gorila hubiera visto el Blauwbrug iluminado en su gala esa noche, porque él había estado de pie, moviéndose apenas, escondido dentro del armario empotrado e