capitulo 2

1450 Words
Nuevamente volvía a mi, aquel sentimiento de perdida tan conocido; había perdido, lo mejor que había pasado en mi vida y otra vez de una manera tan inesperada, como la muerte de mi padre; mi madre se había marchado súbitamente sin avisarme y tampoco la vi mas y ahora Kayra ya no estaba, se había marchado en iguales circunstancias, dejando mi corazón mas herido que nunca; otra vez el resentimiento, llenaba con mas intensidad mi corazón; caí en el descuido; ya no me importaba mucho mi apariencia personal, ni como la gente me viera; ya no estaba Kayra, quien me había dado motivación para vivir; por ella había pasado muchas noches pensando abandonar mi actividad delictiva, pero ella; ya no estaba. A los dieciséis años, lo único que tenia un valor en mi vida, era mi maestra Franshesca, que cuando la visitaba, me pedía que dejara ese mundo, donde no tenia metas ni futuro y donde con toda seguridad, un día terminaría muy mal. Yo sabia que ella era, la única persona que me apreciaba, y por ella quizás lo hubiese hecho, pero no sabia hacer otra cosa y además ya no me importaba hacer otra cosa.  En la ultima visita que le hice a mi maestra, me imploro llorando, que me alejara de la miseria en la que había convertido mi vida; a partir de ese momento, decidí complacerla; ya no mas miseria en mi vida, y en ese momento me trace una meta; para salir de la miseria había que ser rico y por lo tanto a partir de ese instante, pondría todo mi esfuerzo en eso: Ser rico. Siempre me atraen las cosas prohibidas, ya que en este pueblo, ser rico estaba prohibido; pero esta no era una prohibición por ley, sino por imposible; atreverse a ser rico en este pueblo, equivalía a desafiar a  Gerardo Pascuale; el cacique del pueblo; el que emprendía semejante hazaña, se enfrentaba a la mas  alta jerarquía, de un suprapoder establecido, por Gerardo Pascuale, quien tenia su propia ley y su propio código penal; si no desaparecía por su propia cuenta, agobiado por los ataques del cacique; el se encargaba de desaparecerlo; por lo tanto en el pueblo había un solo rico y ese era Gerardo Pascuale; todos los demás trabajaban para el y morían pobres; Gerardo Pascuale, no trabajaba, pero cada día era mas rico y poderoso. El era un hombre no muy alto, como de un metro sesenta y cinco  de estatura, su edad era de cincuenta y seis años aproximadamente, tenia una barriga muy voluminosa, que  lo hacia ver mas bajito, sus piernas eran un tanto delgadas ; de la barriga hacia abajo, se iba reduciendo gradualmente, hasta la punta de los pies; visto desde cierta distancia, parecía una pirámide invertida; tenia  el rostro redondeado y una papada, que le daba el aspecto de tener dos barbillas, sus ojos eran un poco grandes y un tanto desorbitados; tenia el cabello n***o entremezclado con canas, y su frente se veía bastante amplia debido a que se unía con una pequeña calvicie se vestía siempre con una guayabera blanca, pantalón blanco y zapatos oscuros muy brillantes y algo puntiagudos; en el cuello y debajo de la camisa siempre cargaba, varios collares multicolores.  Todos sabían que el origen de su riqueza, procedía de diferentes fechorías, practicadas, desde su juventud, y no estaba muy claro, cuando y de donde había venido a este pías; dicen que nació en Italia, pero siendo pequeño aun, sus padres emigraron, buscando un mejor porvenir para la familia y se establecieron como agricultores; años después sus padres, y un hermano menor, regresaron a su país natal, pero el joven Gerardo Pascuale, decidió quedarse, y abrirse camino en estas tierras.  Cuentan los que le conocieron de joven, que al llegar al pueblo, instalo una modesta bodega, donde vendía productos comestibles, pero  que tiempo después, se convirtió en  una fachada, por que el lugar era usado, para planificar la estrategia de sus fechorías, ya que  pasaba mucho tiempo  cerrada, porque su dueño se ausentaba, por periodos de dos y tres semanas y cuando volvía, traía dinero que invertía, en la compra de terrenos dentro y fuera del pueblo y luego construía pequeños locales  que poco a poco alquilaba a pequeños comerciantes y así durante pocos años logro hacerse dueño, de muchas tierras para la agricultura y de numerosas construcciones , que convertía en pequeños mercados  y centros comerciales  esto lo convirtió muy pronto, en el cacique del pueblo, y el que no le debía dinero, le debía favores, los cuales cobraba , exigiendo, lealtad incondicional; no se movía, una mosca en el pueblo y sus alrededores, sin que el, no lo supiera, ya que todos sus deudores se convertían en sus ojos y confidentes, y asi controlaba todo lo que se movía en el pueblo; se rodeaba de unos cuantos hombres de dudosa reputación, que no lo dejaban solo, en ningún momento y eran la mano ejecutora de castigos, a quienes le fallaban en su fidelidad, o de alguien que quisiera emprender alguna empresa, sin su autorización. El determinaba la intensidad de los castigos, que iban de una severa amonestación, pasando por castigos físicos de escarmiento, hasta desapariciones forzosas; las autoridades estaban a su servicio y aseguraba su impunidad, haciendo jugosas donaciones, a los políticos influyentes.  Gerardo Pascuale llego al pueblo, cuando apenas era un caserío grande; unos dos años después, muchas personas, vinieron a establecerse en el pueblo, atraídos por la noticia de un yacimiento de diamantes en la cabecera del rio que bordeaba al pueblo. Esto hizo que el pueblo creciera inusitadamente, en un abrir y cerrar de ojos y aunque el yacimiento diamantífero, se agoto en poco tiempo, la mayoría de los que habían venido, se quedaron definitivamente en el pueblo, dedicándose a la agricultura y al comercio; lo cual le dio mucha vida económica al pueblo, que aunado a la fama de pueblo diamantífero, se convirtió en un destino turístico.  El pueblo de Aguas claras, que tenia el mismo nombre del rio por sus aguas cristalinas,  estaba asentado en medio de un  escenario geográfico muy atractivo, ya que estaba ubicado , en un amplio valle , rodeado de colinas no muy altas y detrás de estas, no muy lejos del pueblo, se dibujaba una pequeña cadena montañosa, donde se podía apreciar el lecho del rio, en cuya cabecera se había descubierto el yacimiento  de diamantes; estas montañas eran ricas en manantiales que surtían el rio, de aguas cristalinas durante todo el año y no permitían que el rio se secara en ningún momento. Este rio era una atracción para los turistas que caminaban por su transparente corriente, con la esperanza de encontrarse con un diamante entre las piedras. El manantial mas cercano al pueblo, era muy conocido, porque tenia una leyenda, la cual decía que, en una pequeña cueva, había un profundo estanque natural; el cual siempre estaba lleno, pero nunca se derramaba y no le suministraba agua al rio, a pesar de que constantemente caía en el, una pequeña cascada de agua. También había, una pequeña g****a por donde salía humo y manaba agua caliente en menor cantidad que la catarata, lo que hacia que el agua del estanque siempre estuviera tibia y con olor a azufre.  Con respecto a esto, se había esparcido, una versión supersticiosa, de que aquel humo y agua sulfurosa, era el aliento de un espíritu de las profundidades, capaz de conceder deseos, a quienes se atrevían a pactar con el, comprometiéndose a ofrecerle sacrificios de diferentes naturalezas, cada determinado tiempo. También circulaba, la versión, de que ese espíritu emerge en el estanque, cuando alguien, que no ha hecho ningún pacto con el, osa interrumpir su reposo.  Igualmente, muchos habitantes del pueblo de Aguas Claras, dicen haber escuchado, proveniente del manantial un aullido ronco, y que según dicen, sucede cuando ese espíritu de las profundidades, esta pidiendo sacrificios o esta molesto con algún intruso que ha osado entrar al manantial sin su consentimiento, o simplemente se esta comunicando con alguien, que ha hecho pacto con el; por lo que se han tejido muchas historias de personas que han desaparecido misteriosamente del pueblo, diciendo que han sido atraídos por ese espíritu de las profundidades y han sido tragados por el pozo del manantial.  Por esa causa, nadie que aprecie su vida, se atreve a visitar ese manantial; también comentan, que Gerardo Pascuale, cuando llego al pueblo, hizo un pacto con ese espíritu, a cambio de riquezas y poder y le rinde culto en la fortaleza, donde según, le ofrece sacrificio de toda índole, y le consagra todas las riquezas que va obteniendo, y ese espíritu le concede cada día mas riquezas.
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