Capítulo 4

1518 Words
Estaba jugando conmigo como el gato cuando caza un ratón, se sentía sobrado y victorioso, no tardaría mucho en soltar el ultimo zarpazo.      -En este pueblo nadie a osado hacer lo que tu hiciste-dijo Don Páscuale- esto ha sido un acto de valentía, pero mas de ingenuidad, solo a un niño se le ocurre semejante temeridad, pero igual hay un precio que debes pagar por tu osadía-.     - Llévenselo de aquí – dijo en voz alta-y me le dan su escarmiento para que sepa y aprenda de una vez, que en este juego yo pongo las reglas-.      Inmediatamente, dos hombres aparecieron y me tomo uno por cada lado y me llevaron en volandas a través de un largo pasillo donde al final abrieron una puerta metálica con llaves.     Me empujaron entre ambos, con tanta fuerza que choque violentamente contra la pared del fondo, y antes que me repusiera, sentí una fuerte patada entre las piernas que me dejo sin aliento en el piso; acto seguido los dos esbirros jugaron futbol conmigo no se por cuanto tiempo, hasta que quede sin conocimiento.      Me desperté, en medio de una gran oscuridad, con fuertes dolores en todo el cuerpo, tenia los testículos inflamados y no podía cerrar las piernas; tenia rotos, la nariz y los labios y sentía la boca muy reseca; estos gorilas me habían pegado, hasta debajo de la lengua; Me parecía que era como media noche, no podía ver ni mis propias manos; en la oscuridad de la celda apenas podía ver, una rayita de claridad por la r*****a que estaba debajo de la puerta; esta celda parece que había sido hecha para un murciélago    Me levante un poco con mucho esfuerzo, logre sentarme y me recosté a una pared; así estuve por un rato, luego me fui dejando caer, hasta que quede acostado en posición fetal, con las manos entre las piernas. Así permanecí por largo tiempo sin moverme; el dolor no me dejaba dormir. Me di cuenta, que había amanecido, cuando alguien abrió una ventanilla enrejada en la parte alta de la puerta. - ¿Aun estas vivo Sebastián Fajardo? - pregunto en voz alta.  Tarde un tiempo en responder diciendo: - quiero agua –.  NO recibí ninguna respuesta, solamente el silbido del hombre que se alejaba; estaba acostumbrado a tener inquilinos, en la celda de los escarmientos     Había sido duro el escarmiento; pero aun estaba con vida. Ayer por la mañana pensaba, que ya hoy tendría puesta la primera piedra, para comenzar la construcción de mi sueño de hacerme rico, y antes de mediodía ya estaba ante Don Páscuale, pensando que hoy estaría muerto; hoy no jugare lotería; no acerté ninguna de las dos; parece que tendré un largo y oscuro día de descanso, hoy no tomare ninguna decisión; Don Páscuale las tomara por mi.      Bien avanzada la mañana, alguien, entreabrió la puerta, y con la punta del pie, empujo un recipiente hacia dentro y volvió a cerrar diciendo: allí tienes el desayuno y el almuerzo; buen provecho. Me acerque lentamente a la puerta y tanteando en la oscuridad, tome el recipiente, trate de tocar lo que había dentro; solo era agua – no sabia que los gorilas tenían algún sentido del humor, aunque muy pésimo.     Tome un poco de aquella agua, sin abrir mucho mis labios rotos; me recosté a la pared pensando; Don Páscuale me ha visto  como a un  niño ingenuo y eso me había salvado la vida, al menos hasta el momento. En verdad me falto malicia y  fui muy ingenuo ; sobreestime mis habilidades y subestime la inteligencia de Don Páscuale; pero en mi cuerpo joven, ya no habita un niño; el  niño que había en mi, fue sepultado con mi padre; si bien tenia casi diecisiete años, por lo menos once de ellos, habían sido años de perro; he  vivido como sesenta;  los únicos juegos que había jugado, eran cartas y dados, con la perspectiva de ganar dinero haciendo trampas, mis etapas de niño se quemaron hurtando frutas y galletas, cuando pase a la otra etapa de robar zapatos y otros objetos sabia que era malo y asumía los riesgos.       Nunca busque la compañía de otros niños, excepto con Kayra, a quien había conocido desde que llegamos al mercado con mi madre; siempre me he  juntado con adultos, que se han aprovechado,  de mis habilidades para robar, pero también, he aprendido de ellos, muchas técnicas en las artes de delinquir; aprendí a pensar como adulto y ha actuar como adulto, siempre  planifico todo  lo que hago, incluyendo las estrategias de escape y nunca me he apegado  a nadie, por mucho tiempo;  prefiero “trabajar solo”. Muchos sucesos repugnantes, vergonzosos y perversos, pasaron en contra de mi voluntad, y mataron mi ingenuidad y me enseñaron a desconfiar de todos; esos hechos se enraizaron en mi corazón, y son recuerdos que tengo prisioneros en lo mas profundo de mi ser y no les permito, que afloren en mi mente; son heridas imborrables que no están anotadas en el libro del olvido, sino, en el de las deudas que el mundo tiene pendiente conmigo y están escritas con tinta de odio. Escogí a Don Páscuale como blanco principal para hacerme rico, no solo por su dinero si no también, porque el se mueve, en la impunidad de numerosas atrocidades cometidas en este pueblo, y para mi el representa al mundo montado sobre dos zapatos en los que siempre esta brillando el sudor, la injusticia y el dolor de muchos seres que cayeron bajo el peso de su ambición; por eso, esa parte del mundo que escogí para cobrarle, es del tamaño de la panza de Don Páscuale. poco rato después sentí ganas de orinar, toqué lo mas fuerte que pude la puerta, pero nadie apareció; me dolían demasiadas partes de mi cuerpo, para tener también que aguantar las ganas de orinar.       Me acerque a la puerta y orine justo donde se veía la r*****a de luz, debajo de la puerta, de manera que el orine saliera al pasillo, y así lo hice varias veces; cuando me trajeron aquí me di cuenta, que todo era muy pulcro y con esto los iba a fastidiar; nadie vino ha visitarme en el resto del día ni por la noche.       Por la mañana bien temprano, apareció el mismo gorila del agua y con su pésimo sentido del humor me pregunto: - ¿Cómo te ha tratado el servicio en tu nuevo aposento?; si quieres quejarte, puedes hacerlo, pero después que yo me valla, mientras tanto, te traje algo para que te entretengas un momento durante el recreo.  Acto seguido, abrió la puerta y me dijo: - ven fuera – me asome con recelo; apenas me vio me dijo: -hay que ser agradecidos con quienes nos hospedan, así que tienes que limpiar todo; limpia primero dentro y luego el pasillo que orinaste- mientras me señalaba un recipiente con una mopa. Jamás había pasado una mopa, pero con tal de salir de esta oscuridad por un momento, hare mi mejor   intento; mientras limpiaba dentro, el gorila me vigilaba en silencio; luego con movimientos lentos por el dolor en mis testículos, Sali al pasillo y lo limpie lo mejor posible, mientras el gorila me decía: - Tendrás que aprender a usar la mopa- . Esto fue un aviso extraoficial de que seguiría prisionero por quien sabe cuanto tiempo en los calabozos de Don Páscuale.  El gorila carcelero cerro la puerta de la celda y quedamos los dos en el pasillo; luego me indico un lugar en el pasillo diciéndome: - Allí hay una pila donde se lava la mopa-.  Camine hacia la pila, mientras el me seguía de cerca; lave y exprimí la mopa y luego me dijo: déjala allí y luego agarrándome del brazo, yendo el, ligeramente detrás, caminamos por el pasillo y cruzando a la derecha, llegamos a un lugar mas espacioso y mas iluminado; donde esperaba otro hombre, a quien mi carcelero le dijo:    -Aquí tienes este regalito, acabado de salir del calabozo de escarmiento; tu ya sabes que hacer con el-         Luego se marcho; al parecer este era el encargado del área de castigo, y su trabajo ya había terminado.     Este nuevo hombre, sin pronunciar palabra, saco una llave, abrió una puerta enrejada de la mitad hacia arriba, ordenándome que entrara y cerro la puerta con llave mientras me decía:    - Aséate un poco, que no hueles nada bien- y se fue riendo dejándome en mi nuevo calabozo.      Parece que este iba a ser mi próximo domicilio; mire a mi alrededor y en un extremo había una camilla muy angosta y una pequeña silla de madera, al fondo había una pequeña puerta; me asome y había un recipiente grande bajo de una pila en un reducido espacio, que hacia las veces de baño y una vieja poceta sin tanque de desagüe, no había en todo el recinto ningún tipo de luz , solamente la claridad del día que entraba por la puerta enrejada; ese era todo el inventario existente en la que seria mi próxima habitación cinco estrellas comparada con la anterior.
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