Capítulo 1
¡Hola de nuevo! Es un placer para mí tenerlos nuevamente leyendo mis historias, tengo que decir que este es un proyecto que lleva mucho tiempo en mi mente y espero que les guste de todo corazón ❤️
Para las nuevas personas que leen este libro les recomiendo que lean primero mi primer trabajo "Imposible Huir de LA MAFIA" ya que este libro es una continuación de ese.
Para las maravillosas que me han acompañado hasta este momento les quiero agradecer de antemano por permitirme nuevamente expresar mis ideas y espero que les guste este trabajo.
Si les soy sincera estoy nerviosa, pero debemos continuar ¿Verdad?
¡Disfruten su lectura! ❤️❤️❤️
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Narrador Omnisciente:
17 años después...
No, no puede ser ¿Por qué ahora?
Eso se lo preguntaba el maduro mafioso ruso que caminaba de un lado a otro notablemente nervioso.
Habían pasado muchos años, pero aún lucia jodidamente caliente y apuesto; un total deleite para la vista femenina sin lugar a dudas, pocas canas adornaban su cabello y revelaban su edad madura pero eso solo lo hacía más interesante; pero para él solo existía una sola mujer y a él le gustaba llamar a esa mujer “diosa” pues ante los ojos de aquel hombre tan serio esa mujer era totalmente una diosa griega y su más grande amor.
¿Por qué aquel hombre que lucía tan rudo e inalterable parecía tan nervioso? La respuesta era sencilla; una carta le había llegado y el contenido de tal carta era lo que le ponía los pelos de punta.
Ya tu momento de morir está llegando, desconocemos tu mandato sobre la mafia rusa y nos haremos con el poder de tus tierras. Tu familia pagara las consecuencias de todo, eso podemos jurártelo Kozlov.
¡Joder! ¿Qué debía hacer ante tan peligrosa situación?
Eso era lo que se preguntaba Aleksei Kozlov, mientras su cuerpo entero se llenaba de miedo. Y no era miedo por lo que pudiese pasarle a él pues sabía que el negocio que manejaba era por mucho peligroso; el miedo que lo recorría era por perder a su familia; él sabía que un grupo de idiotas estaban intentando quitarle el mandato de la mafia, él no lo permitiría, pero temía por la vida y el bienestar de su familia. Para él su familia lo era todo y no descansaría hasta ver a su familia a salvo.
Tengo que hacer algo…
Rápidamente se dirigió a su escritorio y marco un número telefónico.
-Digame, señor- respondió una voz gruesa al otro lado de la línea.
-Tyler- dijo el nombre del hombre que hablaba al otro lado de la línea con severidad, la verdad era que Tyler tenía años trabajando con Kozlov- Dile a mi mujer y a mis hijos que necesito hablar con ellos- en su mente la imagen de su hermosa mujer y de sus hijos lograba tranquilizarlo solo un poco, aunque a la vez incrementaba su angustia- es muy urgente.
-Claro, señor- respondió con eficiencia el hombre que se hacía llamar Tyler.
Una vez la llamada se hallaba finalizada el rudo hombre dejo salir un largo suspiro. La verdad temía que los malvados arrancaran de su lado a su familia, le había costado tanto alcanzar la felicidad unos cuantos años atrás, no podía permitir que se la arrebataran. Una cosa tenia clara aquel hombre de ojos tal cual pozos, él no iba a permitir que le hicieran daño a su familia.
Jamás.
. . .
Belleza.
Esa era una de las múltiples cualidades de aquella hermosa muchacha de ojos color cielo con una pizca de resaltante gris adornado con abundantes y oscuras pestañas. Su hermoso rostro con delicadas facciones la hacían parecer un verdadero ángel; que grave error.
Dariel Kozlova era todo menos un ángel; con apenas 17 años de edad era toda una chiquilla traviesa; su personalidad era muy explosiva y alocada con un carácter de los mil demonios. Por lo menos en esa parte no se parecía a sus padres ya que físicamente había heredado, junto con su hermano, los excelentes genes de su padre y de su madre. Cabello castaño heredado de su madre y unos ojos grises azulado heredados de su padre. La verdad esa familia parecía sacada de una revista, pues todos sus integrantes eran verdaderamente hermosos.
A ella le encantaba seducir y jugar con el deseo de los hombres; a tan temprana edad era un deleite para la población masculina. Y no, no era una chica fácil, sólo que si alguien le gustaba no descansaba hasta conseguirlo; ella siempre obtenía lo que quería, ningún hombre se ha resistido a sus encantos.
¿Cómo hacerlo? Si a cada contoneo de sus voluptuosas caderas ocasionaba más de un suspiro por parte de los hombres y de una que otra mujer. Le encantaba ser el centro de atención y además le encantaba jugar con los hombres, pero tampoco era tan cruel; ella siempre era clara con todos.
Nada de enamorarse.
-Señorita Dariel- se oye la voz de Tyler que mira como la joven está tomando el sol en una de las tumbonas cercanas a la enorme piscina de la mansión Kozlov, su hogar desde la niñez.
-¿Qué quieres, Tyler? Estoy ocupada- dice haciendo una mueca ignorando por completo al hombre parado junto a ella.
Tyler no se molestó por lo dicho; estaba acostumbrado, al igual que todas las personas que trabajaban allí, al fuerte carácter de la hermosa muchacha, pues la pequeña Kozlova no era muy fácil de manejar
-Su padre está solicitando su presencia- dice él en voz profesional.
Dariel frunce el ceño, mirando por un momento al hombre.
-¿Mi papá?-repite ella confundida, el hombre asiente lentamente ¿Qué querrá? De su madre, además de heredar la belleza, había heredado la insoportable curiosidad y el amor por los libros; ahora solo quería saber porque su padre la solicitaba- Vale, Tyler; iré.
Sin que la muchacha se diera cuenta el cuerpo de Tyler se alivió. Agradecía al cielo que fuese una de las pocas veces en que la pequeña Kozlova obedecía ya que él era testigo de que la hermosa chica tenía un carácter verdaderamente fuerte.
. . .
Se oía en aquel despacho el golpeteo de los dedos del mafioso ruso sobre la madera caoba de su escritorio. Estaba impaciente, a cada segundo que pasaba allí junto a su familia esta corría peligro. Ya la mayoría estaban allí; Dara junto con Aleckey quien estaba inmerso en un libro que le pertenecía a su madre y que ella se lo había prestado.
Aleckey era un chico muy apuesto, la verdad era demasiado apuesto; al igual que su padre un deleite para la vista femenina. Los ojos grises un poco más claros que los de su padre estaban llenos de seriedad y frialdad. Había heredado por completo la personalidad de su padre en cambio, al igual que su hermana gemela, había heredado de su madre la fascinación por leer y su innata curiosidad.
-Deberías saberlo ya, padre- dice el chico de cabello castaño en voz ronca y atrayente sin mirar a su padre- Dariel nunca llega a tiempo.
-No debe tardar- dice Dara mirando preocupada a su esposo.
Llevaban un poco más de 17 años juntos y ella sabía cuándo su esposo estaba mal o preocupado, y ella sabía que su esposo no estaba bien, lucia algo inquieto. No sabía que era lo que le pasaba a su amado, solo sabía que era algo malo.
Aleckey bufa cerrando el libro dejándolo a un lado ganándose la atención de sus progenitores.
-No quiero seguir perdiendo mi tiempo- dice él mirando a su padre alzando una de sus gruesas cejas- ¿Qué quieres hablar con nosotros?
Aleksei miraba con seriedad a su hijo. La verdad, él estaba orgulloso de su hijo al igual que de su hija. Ninguno de los dos era un mal estudiante, aunque Dariel era algo rebelde no le causaba mayores problemas, Aleckey por su parte era más tranquilo y responsable. Sus hijos eran todo lo que él tenía al igual que su esposa, no podía perder a ninguno de ellos.
Amaba a su familia con un amor sincero y debido a ese amor haría lo que fuera por ellos.
Lo que fuera.
-Esperemos a tu hermana, hijo- dice Aleksei mirando a su hijo fijamente; podía ver en él unos rasgos de su madre y eso le encantaba. Siempre, desde que los gemelos nacieron, le gustaba pensar que ellos eran el fruto de tan hermoso amor, además le gustaba ver lo mucho que se parecían a su madre- Lo que tengo que decir es muy importante.
El chico solamente asintió. Entendía lo que su padre acababa de decir, aunque lo estuviera matando la curiosidad por saber que era lo que ocultaba su padre, tenía que ser paciente.
Dara miraba a su hijo con amor maternal. No podía creer que esos bebés tan pequeños ya habían crecido y se habían vuelto unos jovencitos tan hermosos; a ella le encantaba ver lo mucho que se parecían ambos a su padre. Tanto Dariel, como Aleckey tenían un carácter fuerte, aunque Dariel era mucho más alocada que Aleckey…
-¡Ya llegue!- entra rápidamente la pequeña Kozlova al despacho de su padre, traía el cabello húmedo debido al rápido chapuzón que se dio antes de venir a hablar con su padre como Tyler le había dicho- Disculpen la demora.
-Tranquila enana- dice su hermano con fastidio, observando a su impuntual gemela- de ti era de esperarse.
Dariel fulminaba a su hermano con sus claros ojos.
-Cállate, cabrón…
-¡Dariel!- la reprenden Dara y Aleksei por igual. Esa niña era incorregible.
Mientras Aleckey sonreía con maldad al ver como reprendían a su hermana. Le gustaba molestarla, la amaba eso era seguro, pero le divertía ver como la regañaban, aunque Dariel se las cobraba mil veces peor.
Dariel hizo caso omiso al regaño de sus padres, mientras se acomodaba en el sillón donde se hermano estaba sentado. Ambos gemelos se amaban, pero les gustaba molestar al otro. Era algo que ambos tenían en común les gustaba joder al otro.
-Aquí estoy, ya pueden decirnos que es lo que sucede- dice la hermosa chica mirando fijamente a su padre para luego pasar su mirada grisácea a su madre.
Dara dirigió su mirada de sus hijos hacia su esposo y este hizo lo mismo. Habían pasado años, pero aún se amaban tan intensamente como cuando se conocieron. Aleksei no podía evitar derretirse de amor cuando miraba a su esposa a esos ojos verdes que lo enamoraban cada vez más.
No puedo perder su luz.
Dara seguía perdiéndose en los pozos grises de su esposo. No sabía que era lo que ellos poseían pero podía perderse en ellos durante todo un día, lo amaba, verdaderamente lo amaba y él la amaba a ella. Pero algo lo inquietaba, podía verlo en sus ojos.
Dariel y Aleckey se miraron mutuamente con mirada cómplice y con sonrisas de medio lado. Ellos estaban acostumbrados a las muestras de cariño de sus padres y también estaban acostumbrados a verlos perdidos en los ojos del otro mirándose con amor. A ellos muy lejos de molestarles, les encantaba ver como sus padres se amaban. Eran felices y eso era lo más importante para los hermanos Kozlov.
-Bien- dice Aleksei posando su mirada sobre sus hijos; sabía que iba a ser duro para ellos, pero era necesario- ustedes junto con su madre se van a ir a vivir para Nueva York.
Ambos gemelos abrieron sus ojos como platos, mientras su madre miraba a su esposo confundida, estaba claro para la hermosa mujer de ojos color verde que algo raro pasaba y para tomar esta decisión tan precipitada era algo muy malo.
-¿¡Que!?- salto Dariel escandalizada del cómodo sillón- ¡Ni de coña!
-¡Dariel!- dice su padre mirándola severamente. Él adoraba a su pequeña, pero a veces era demasiado rebelde; la verdad le recordaba mucho a Alina, su hermana, Dariel había heredado ese carácter de su tía Alina- Es por su bien, pequeña entiéndelo.
-Papá- dice en tono berrinchudo mirando a su padre con un puchero- No quiero irme de Rusia.
Aleksei le dolía no poder complacer a su hija ¡Joder! La complacía en todo pero en esto era imposible. No iba a arriesgar la vida de su familia.
Camino a paso seguro hacia donde estaba su hija y la miro desde su altura. La pequeña Kozlova era mucho más baja que su padre y que su hermano, pero era un poco más alta que su madre. Ella miro a sus padre a los ojos con una evidente suplica; no quería irse aquí estaba su vida entera; no podía irse y dejarlo todo la escuela, sus amigos, todo.
Aleksei envolvió a su hija en un caluroso abrazo y ella correspondió enseguida. Al mafioso no le gustaba ver así a su hija, pero no podía arriesgar la vida de su familia, los amaba demasiado y no podía perderlos.
-Es por su bien, tesoro- dice él mirando con tristeza a su hija, ella por su parte lo mira confundida- Mañana despegaran hacia Nueva York, ya está decidido.
-Pero…
-Nada de peros, Dariel- dice Aleksei mirándola firmemente- Yo tengo mis razones.
Sabía que su padre no iba a dar marcha atrás, cuando él se decidía con algo no había nada que lo hiciera cambiar de parecer.
Ella iba a hablar pero una mano en su hombro la hizo callar y mirar fijamente a su hermano.
-Calma, Dariel. Nuestro padre alguna razón tendrá para haber tomado esta decisión- dice Aleckey mirando a su padre comprensivo. Él sabía que el trabajo de su padre era muy peligroso tanto para él como para ellos- Lo entendemos, papá.
-Aleckey- dice Dariel en tono de reproche.
-He dicho que lo entendemos- mira a su hermana con amenaza.
-Dariel, hija- dice su madre en tono calmado, Dara no entendía porque su amado había tomado esa decisión, pero sabía que era una razón muy fuerte y le asustaba pensar que peligrosa- Todo estará bien, viviremos felices allá, tus abuelos están en esa tierra.
Y era cierto los padres de Dara decidieron regresar a la tierra que los vio nacer hace algunos años. Cuando Alina se casó con el doctor Alik y se fue a vivir con él a Alemania, los padres de Dara decidieron regresar a Nueva York para darle privacidad a su hija y a su esposo.
-Aun no entiendo porque tenemos que irnos, mamá- dice la joven mirando a su madre entristecida, no quería irse- Amo a mis abuelos, pero no quiero irme.
Para Dariel era muy diferente ir a visitar a sus abuelos a los Estados Unidos que ir a vivir allá; no quería dejar su hogar, no es que allí hubieran pasado tantas cosas buenas, pero no se hacía a la idea de abandonar su hogar.
-Lo sé, cariño- dice ella acercándose a su hija y abrazándola- Los cambios nunca son fáciles, pero en cierto momento son necesarios- ella acaricia lentamente el largo y castaño cabello de su hija- Tu padre solo quiere lo mejor para ti y para tu hermano.
Dariel suspira y se llena de resignación. Nunca podrá ganarle a su madre, es muy sabia y además seria perder el tiempo, ya su padre ha decidido.
-Bien- dice ella con resignación.
El cuerpo de Aleksei se llena de alivio y se gana una mirada interrogativa de su esposa. No importaba si su amada lo interrogaba, lo importante era sacar a su familia de esa zona peligrosa.
Mañana su familia saldría rumbo a Nueva York…La tierra donde conoció el amor y donde todo comenzó…
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