7 ROSA La imagen mental que pintó era oscura y vulgar y muy, muy atractiva. —Hay algo malo conmigo —dije, meneando las caderas. Detuvo sus movimientos, pero no movió el dedo. —¿No te encuentras bien? —Un pequeño ceño se marcó en su frente. —No debería gustarme esto. Ese maldito hoyuelo reapareció junto con su sonrisa resplandeciente. Bajó la cabeza y se puso a trabajar, como si jugar con mi v****a y mi... culo fuera su razón de ser. —¿Entonces no debería detenerme? Negué con la cabeza de nuevo. —Bien. ¿En cuanto a que te guste? Oh, sí, debería gustarte. Me encanta que seas tan salvaje, que te guste cuando juego contigo. Lleva la cabeza hacia atrás, gatita. Cierra los ojos. Deja que me haga cargo de ti. Me encanta hacerme cargo de ti. —Pero… —Shh —me calmó—. Tienes toda la palab