Narra Megan. Para cuando estaba realmente presentable y llegué al restaurante estaba segura de que tenía el ceño fruncido. Maycol se animó cuando me vio, luciendo un poco nervioso, pero genuinamente complacido. Eh, esa no era la reacción que esperaba, pero no estuvo mal, así que pude seguir adelante. —Hola, ¿cómo te sientes?— preguntó una vez que estuve lo suficientemente cerca para un volumen de conversación normal. —Mmm, bueno en realidad, ha sido una mañana un poco estresante—respondí. Él sonrió secamente ante eso. —Sí, me lo puedo imaginar. No soy muy partidario de que me sorprendan a primera hora de la mañana. —Sí, yo tampoco. Compartimos una pequeña risa y luego ambos nos quedamos callados. Estaba esa incomodidad que estaba tan ansiosa por evitar. Afortunadamente, la mesera s