Él creyó en el amor y lo engañaron, por eso se hizo mujeriego, arrogante, frío, no volverían a jugar con él, nunca más, ahora sería él quién jugaba con las mujeres. Pero un día el destino lo cruza con una mujer la cual no cae en sus encantos, una mujer que hará que todo lo creía de las mujeres desaparezca.
Ella creía en el amor, pero la engañaron de forma cruel, pero aún así sigue creyendo en el amor y en que algún día encontrará esa media naranja. Montserrat tenía una niña de seis años por la que quería ser mejor, pero ser madre soltera no siempre era fácil. Pero por su hija iba a luchar.
El camino de Gabriel y Montserrat se cruzan de una manera muy particular, y no solo una vez, sino varias vaces, hasta que el interés de él por ella empieza a crecer sin control, queriendo saber todo de ella y más el saber que oculta.
Montserrat sabe que Gabriel es un tipo arrogante y engreído, pero no piensa seguir el juego tonto que el se trae, porque sencillamente ya conoce a los hombres como él que solo le gusta jugar con las mujeres.
Pero aún así el destino se empeñará en juntarlos aunque ning uno quiera.