No soy tu novio

2032 Words
— Un amigo Miranda — pone su mano en mi mejilla y con la otra aprieta mi cintura y me acerca a él — no tendría una erección del tamaño de la que tengo ahora, ni las ganas inmensas de follarte que tengo desde que te vi en el bar — me da un beso con fuerza, siento su rabia, su impotencia y paso mis manos por su espalda, trato de acercarlo a mí, pero Jacob interrumpe su beso y se separa de mí, se gira boca arriba y pasa su mano por la cara — Duerme Miranda, no quiero que digas que me he aprovechado de ti — gira su cara levemente y me mira, su mirada me atrapa — No quiero acostarme contigo si estás borracha. — No lo estoy — le respondo en un susurro y trato de acercarme a él — Miranda — toma mi mano y la aleja — yo no soy tu novio, a mí no tienes que rogarme y te juro que, si no quieres dormir y sigues tocándome, obtendrás lo que quieres, que estoy seguro es lo mismo que yo quiero. — ¿Y qué quiero Jacob? — vuelvo a susurrar, no sé si lo que estoy haciendo está bien o no, no estoy borracha, o tal vez sí, de sensaciones y excitación, pero siento que debo arriesgarme por primera vez y seguir mis instintos. — Miranda, no juegues conmigo — se gira y toma mi cara con fuerza — no voy a dejarte ir como esa noche en la playa, no está vez, así que tienes que estar segura de lo que quieres. — Lo estoy — le respondo inmediatamente — ¿Lo estás? — acerca mis labios a los suyos, yo vuelvo a asentir con mi cabeza — Porque cuando empiece a follarte, no voy a parar hasta que haya saciado todos mis deseos, Miranda y llevo muchos meses deseándote. Jacob me besa y siento mil mariposas en mi vientre, sus manos toman mi cara y se enredan en mi cabello, me levanta de la cama para luego hacer que caiga sobre él, puedo sentir su erección rozando mi pelvis, estoy tan húmeda que me avergüenza que me vea como así. Jacob besa mi cuello y comienza a bajar dejándome pequeños besos húmedos, antes de llegar a mi pecho, succiona fuerte y me quejo, levanto mi cara para darle más accesibilidad, toma la redondez de mi seno derecho en su boca y lo succiona con fuerza, mientras que con su mano derecha acaricia mi otro seno, su mano izquierda desciende por mi espalda y al llegar a mi trasero, lo presiona y me aprieta un poco más contra su erección, abro mis piernas para darle mayor accesibilidad y él levanta mis caderas con sus dos manos, luego me hace subir y bajar sobre su cuerpo, lo que genera un roce exquisito que nos hace gemir a los dos, tira de mi cabello y me obliga a mirarlo a los ojos, me besa y rápidamente me gira sin esfuerzo, yo quedo debajo de él. Siento como se levanta de la cama y tira de mis pies, veo como me abre las piernas y las deja colgando sobre la cama, se mete entre ellas y estoy segura de que desde donde está puede ver la húmeda de mi v****a, me obliga a flexionar mis rodillas y levantar los pies en el borde de la cama, pasa un dedo ligeramente por mi pierna y comienza a subir, siento mis piernas temblar y mi humedad aumentar mucho más, como si fuera posible. Sus dedos llegan a mi v****a y los pasa suavemente mientras me mira a los ojos, pone su mano libre en mi cadera, me sonríe de manera perversa, se muerde el labio inferior y me mira a los ojos, yo muero por su mirada y la sensación de sus dedos, súbitamente siento como me penetra con dos de ellos, fuerte, seco, grito, me quejo y tomo su muñeca con mi mano, la presiono más fuerte contra mi centro y Jacob levanta una ceja. Sonríe de nuevo mientras saca sus dedos de mi v****a y sin dejar de mirarme a los ojos, los lleva a su boca lentamente y los saborea. — Tan húmeda como te imaginé, Miranda — me dice con la voz ronca — y tan deliciosa que puedo volverme adicto. He dejado de respirar, verlo saborearme de esa manera ha puesto mi corazón a mil, mi centro palpita y solo quiero sentirlo dentro de mí, ya, sin tardar. Saca sus dedos de la boca, mientras se recuesta a mi lado y empieza a pasarlos por mis senos con suavidad, su mirada está concentrada en lo que hace, siento cosquillas de anticipación por donde pasa, primero su mirada y luego sus dedos dejando un fuego que quema mi piel, desciende y juega con mi cuerpo, luego posa su boca húmeda por donde acaban de pasar sus dedos, mi espalda se tensa y se levanta un poco de la cama, agarro su cabello con fuerza y él levanta su cara y me mira, sonríe y continúa besando mi ombligo, sus dedos rozan mi pelvis y siento una fricción recorrer mi cuerpo, mis piernas han caído al lado de la cama, sin fuerza. Su mano izquierda toma mi cadera mientras sus dedos llegan hasta mi clítoris, masajea con suavidad, su boca desciende a mi pelvis y mientras continúa estimulando mi clítoris con sus dedos, sopla sobre él para posteriormente clavar su lengua ávida en mi v****a, yo vuelvo a gritar, él mete su mano libre entre mis nalgas para sostenerme y acércame mejor a su boca, pareciera que se está dando un festín, no para de mirarme y observar mis reacciones, mi cuerpo colisiona, mis manos aprietan con fuerza las sábanas, convulsiono, mis pies vuelven a aferrarse al borde de la cama mientras flexiono mis rodillas. Él continúa besándome y empieza a penetrarme con fuerza, mi respiración se vuelve superficial. Cuando siento que no puedo soportar tantos estímulos y que mi cuerpo va a explotar, Jacob introduce un dedo de su mano libre en mi ano, siento como sigue moviendo sus dedos en mi v****a y su boca continúa comiéndome sin piedad, mis sentidos explotan, siento un fuego intenso subir por mi cuerpo que gira y se retuerce sin sentido, grito como loca, como una posesa, cuando las sensaciones me superan y las olas del orgasmo me atrapan sin piedad. — Mírame — escucho la voz ronca y grave de Jacob — Mírame Miranda. mientras entro en ti, como lo he soñado durante meses — Yo sigo arriba en el oleaje que me ha producido su orgasmo, cuando siento como su m*****o se abre camino en mi v****a que lo recibe húmeda y contraída, él gruñe, yo grito y juro que es tan grande que siento como me llena de inmediato, levanto las piernas y siento su primera embestida, aprieto una de mis piernas en su cadera, él está de pie, inclinado sobre mí, aprieta con fuerza mis caderas mientras mueve mi cuerpo a su antojo, en esta posición siento que su m*****o entra todo lo poderoso que es, grande, grueso y siento que no puedo respirar de las sensaciones que me embargan. Me penetra con fuerza, sin piedad, no me da tregua, se inclina un poco y besa mis senos, levanta una de sus manos y me toma del hombro contrario, no sé cómo lo hace, pero de esa manera entra con más fuerza y yo me inclino hacia él, paso mis manos por su cabello y tiro de él, lo beso con fuerza, con ansias, quiero todo y nada, siento que es suficiente y que me hace falta todo. — ¡Jacob! Por favor — Mi nivel de ansiedad aumenta, no sé si quiero que pare o siga más fuerte, sigo besándolo, besos intensos, húmedos, mi lengua juega en su boca como su m*****o dentro de mi vagina — ¿Qué quieres nena? – Me dice mientras sale de mí y vuelve a entrar con un movimiento medido, seco, calculado, yo grito y todo mi cuerpo se tensa - ¿Esto? — Vuelve a penetrarme — ¿O esto? — introduce un dedo en mi trasero. Muero, eso es suficiente para mí, mi cuerpo se deja ir y el orgasmo me recibe de nuevo en sus brazos, grito, lloro, tiro de su cabello y mi cuerpo convulsiona. — Nena, no he acabado contigo — me dice mientras sale de mí y me gira, no sé en qué momento hemos llegado cerca del cabecero de la cama. Me pone en cuatro y una de sus manos presiona mi espalda — Me debes todavía muchos orgasmos — susurra y vuelve a penetrarme, con fuerza, sin tregua, yo me sostengo como puedo del cabecero de la cama, de las sábanas, giro mi cara y siento como mi mejilla roza las sábanas, escucho su respiración agitada, estamos sudando y en la habitación se transpira el olor del sexo, se escucha el fuerte sonido de nuestros cuerpos chocando, me toma de las caderas y me mueve contra su gran m*****o, vuelvo a sentir que no puedo más, tira de mi cabello y hace que mi cara y pecho se levanten, ese movimiento entierra con más fuerza su polla en mi interior y yo grito, las paredes de mi interior se contraen y siento como un nuevo orgasmo monta, sigue tirando de mi cabello, me besa con desesperación y siento como sus movimientos se van volviendo más ansiosos y erráticos; mis paredes vaginales se contraen, el fuego aumenta y el orgasmo me aprisiona. — Quiero que me sientas por siempre Miranda — me susurra antes de lanzar un grito ronco y desbordarse en mi interior — ¡Mierda! Grita — los dos gritamos, siento como su pene crece mientras mi v****a se contrae, siento la sensación cálida de su semen llenarme y como empieza a llegar la calma, me dejo caer sobre la cama sin fuerzas, Jacob sostiene mi cintura y besa mi espalda, luego me gira de lado y su m*****o sale de mi interior haciendo un ruido extraño, reímos y Jacob me abraza desde atrás — Me he corrido dentro de ti nena — me dice. Su voz suena un poco forzada y mucho más ronca ahora, yo pongo mis manos sobre las suyas y él las entrelaza, me da un beso en cuello — Lo siento, no he utilizado preservativo — vuelve a besarme y nuestra respiración empieza a calmarse — Y si te soy sincero, no quiero hacerlo — me vuelve a besar y continua por mi cuello, separa mi cabello de su camino y deja mis manos para empezar a jugar con mis senos. — Jacob — Le advierto, aunque no desee que deje de tocarme. — No quiero sonar machista, pero quiero sentirte sin nada — me dice mientras baja su mano y comienza a jugar con mi clítoris — ¡siempre! — presiona un poco más fuerte y me vuelve a faltar la respiración. — Jacob — Vuelvo a repetir, mis neuronas se han fundido y no se decir más que su nombre. — Cada vez que te folle — Me veo obligada a abrir mis piernas mientras vuelve a introducir un dedo dentro de mí y presiona con fuerza mi seno izquierdo con su mano libre — Quiero sentirte — siento su erección crecer y rozar la abertura de mi culo – así de mojada y caliente — Besa mi mejilla y se acerca a mi oído — te juro que estoy limpio, pero necesito que estés de acuerdo — me susurra y yo afirmo con mi cabeza, en este momento estaría de acuerdo con todo lo que me pidiera, solo necesito sentirlo adentro — tienes que decirlo, Miranda — Me dice mientras sigue penetrándome con su dedo, suavemente. — Estoy de acuerdo — le digo y giro mi cara para besarlo, él deja que lo haga, estoy tan desesperada que intento sostener su cara con mi mano. — ¿De acuerdo con qué, Miranda? — Me repite en el oído — ¡Mierda! — le grito — ¡Fóllame ya!
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