Capítulo 16: Existiendo más

1037 Words
Clara Salgo de la casa esperando haber convencido mi hija, cuando llego a la empresa donde trabajo solo observo el rostro de todos, queriendo en parte mandarlos lejos simplemente por ser un estorbo en mi camino. Directamente voy hacia la oficina de Lorenzo, que él sea mi jefe y a la vez mi amante me hace tener bastante ventaja hacia los demás. Abro la puerta como de costumbre, pero él está concentrado en su teléfono, solamente mueve su mano solicitando que haga silencio. Me quedo esperando, aunque ya estoy impaciente me da rabia sentir que puede estar sonriéndole a otra mujer, lo cual termina por ser lo más probable; apenas noto que deja su teléfono sobre el escritorio siento que no me puedo quedar en silencio. —Pensé que no ibas a colocarme atención, por lo que veo hay cosas más importantes que yo —digo y él acomoda su corbata, sintiéndose tan grandioso al saber que me domina. —Tenía otros asuntos por resolver, sabes que mi esposa está sintiendo algo extraño, sí porque ella precisamente dice que no soy el mismo hombre de antes —Lorenzo habla con culpa, espero que no salga con ridiculeces. —Debe estar en una etapa difícil, sabes que no le coloques tanta atención a ella solo céntrate en mí. —Me voy acercando hasta terminar sentada sobre la mesa. Lentamente voy abriendo mis piernas, mostrando mi ropa interior, mi trasero solo mete adentro el diminuto hilo que llevo puesto. —No me hagas caer más ante ti Clara —habla él, no comprendo a Lorenzo, él sabe exactamente que me encanta que sea acelerado y los modales además para nada le quedan bien. —Lorenzo no me digas que por fin se te está despertando el amor, deberías ya eliminar esa costumbre que no te hace feliz para venir hacia mí, porque yo sí cumplo con todos los requisitos que tú tanto quieres. —Busco meter mi mano en el medio de mis dos piernas, sin embargo, Lorenzo me detiene. —Sabes que yo sin mi esposa no puedo vivir, antes de cambiarla a ella dejaría de tener sexo contigo. Tú nunca dejarás de ser un pasatiempo y ahora solo estás concentrada en mí, evidentemente porque no ha caído otro en tus brazos, pensé que con todo el dinero que te daba era suficiente, pero ahora veo que no; solo exiges y el afecto que estás esperando no te llegará Clara —él habla, sin analizar que su actitud solo ayudará que yo quiera vengarme. —Lo último que haría sería suplicarte Lorenzo, tienes que aprender que cada centímetro de mi cuerpo no te esperara para siempre, jamás te he pedido que dejes a esa tonta, sé muy bien que tengo que convivir con ella y cuando eso pase me daré cuenta que te descachas demasiado con las mujeres —digo, tratando de que él me busque, sin embargo, Lorenzo no lo hace. —Así como un día me aburrió tanto mi esposa, cómo te parece que tengo el mismo efecto contigo Clara —habla fuerte Lorenzo. —Te sientes tan hombre por decirme eso. Adelante búscate otra. —Continúo intentando seducirlo. —Tengo una mujer que no sale de mi cabeza, tal vez será porque tiene la misma maldad tuya, sin embargo, ella está en plena juventud lo cual la hace ser mucho más atrevida. —Lorenzo se muerde sus labios, solo me imagino como se excita de pensar en ella. —Así, pues solo me queda felicitarte ¿Puedo saber quién es ella? Porque supongo que es completamente bella. —Aprieto mi boca por cada palabra que digo, espero que parezca que él no me interesa. —Como siempre buscas sufrir y no, para mí es difícil, pero voy a ser honesto, aunque te rompa el corazoncito que bien podrido sí lo debes tener, porque eres la mujer más malvada que he conocido. —Lorenzo se aleja. —Quédate aquí, me lo dices bien cerquita. —Cruzo mi pierna, por eso va entender que mi trasero es el único que lo hace subir hasta el cielo. —Como quieras solo te advierto que no quiero golpes, los shows no hacen parte de ti, eres una mujer adulta. —Él viene hacia mí, corre mi panti y me empieza a tocar la v****a por fuera. —Precisamente este es el hombre que me fascina —lo digo para que él avance más. —Exactamente porque puedo estar masajeando cada parte de tu intimidad, que ya se está colocando tan húmeda y pensando en que eres otra, aunque son tan parecidas que todo lo deben tener igual. —Él me aprieta el brazo, sabe cómo me gusta ser maltratada cuando la temperatura está creciendo. —Entonces sigue. —No puedo ocultar que mi v****a ya está generando unos pálpitos, y seguramente su m*****o se está colocando erecto. —Me está gustando mucho Alison. —Él quita su mano. —¿Qué? ¡Estás loco Lorenzo! ¿Acaso no te das cuenta que ella es mi hija? —Lo empujó queriendo lanzar bien lejos. —Eso siempre lo he tenido muy claro, pero es una mujer —Lorenzo expresa. —Te he aceptado que termines Lorenzo involucrándote con muchas, pero con ella es imposible tiene mi misma sangre además te dejará con sed porque yo soy mejor —hablo con miedo. —Recuerda que tú no eres mi esposa te estoy consultando porque confío en ti y sé que me puedes ayudar. —Él empieza a jalar mi cabello. —Mejor sigamos con esto, es mucho más importante. —Le tengo la mano para que utilice más fuerza sobre mí. —No lo creo. —Él se retira y me da la espalda, me bajo del escritorio y caminó hacia él. —Lorenzo, tú no me puedes quitar mi lugar —estoy exigiendo con mis palabras como nunca. —Eso nunca lo haría, siempre vas a ser mi favorita. Sé que te sirvo demasiado y solo con acostarte conmigo no me pagas todo lo que invierto en ti. —Lorenzo empieza a chantajear. La verdad es que no lo puedo perder, no tengo otro hombre para que cumpla mis caprichos.
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