CAPÍTULO 5

875 Words
SANTINO LEWIS Me inclino acariciando la mejilla de la mujer que colapso en mis brazos. Su rostro parece muy calmado. ¿sucia? ella es todo menos eso. Ni estando bañada de en fango luciría mal. Todo lo contrario, se vería como una diosa. Mis nudillos se deslizan a su garganta y retengo las ganas de besar su blanco cuello y seguir deslizando mis labios a sus abultados senos. Acostada en mi cama luce completamente tranquila y cómoda. Su ropa interior es blanca y con una tela tan delgada que puedo apreciar en primera fila la forma de su coño y pechos. Pero denota pureza, la más grande pureza. En el momento en que desfalleció en mi brazos la traje inmediatamente a mi cuarto. Atento de que nadie me viera ingresando a mis aposentos a la mujer de mi primo. Mis malditos celos me hicieron reaccionar de esa manera. Solo escuchar el nombre de Federico me agrió el momento. ¿celos, yo? tal vez lo interpreto mal. Solo es rabia acumulada. Su cuerpo se mueve ligeramente. Me aparto mostrando el rostro que solo ven mis enemigos. -donde estoy- su tono de voz es muy bajo. Lentamente se voltea colocándose boca abajo y reprimo las ganas de poner mi mano en su redondo trasero. Cuida tu mano Lewis. debes respetar a la mujer de tu primo. Me burlo internamente ¿desde cuando he sido bueno? -creo que es obvio que estas en la habitación de tu capo- la pobre conejita se sobresalta. Su mirada choca con mi presencia y en cuestión de segundos está de pie cubriendo su pecho. -pero.. qué hago aquí- mira para todos lados desorientada. -es así como me agradeces- su ceño se frunce. Toma una almohada cubriendo su cuerpo. Creo que al fin encontré mi almohada preferida. -Yo no te pedí nada. Jamás te pediría que me salves, así fueras el último hombre en la tierra- lo último lo dice en tono agrio. Avanzo y retrocede. -qué. Me tienes miedo conejita- levanta el mentón desafiante y me engrandece la polla ver su desafío. -es mejor que mires al piso cuando tu capo te habla- sonríe -jamás- me encanta esta mujer. Pero nunca juegues conmigo porque siempre perderás. Suspiro contento. -podría cortarte la lengua en este instante Ebba. No me creas benevolente porque me acosté contigo años atrás. Fue un buen polvo. Lo admito- muerde su labio y su mirada expulsa fuego. Quisiera chupar ese labio. Niego. Tengo asuntos más importantes que atender que seguir jugando con esta niña. -vete Ebba Fischer. Ya me aburrí de tu presencia- camino hacia la puerta y la abro. Empuña mi almohada y empieza a caminar. Imagino los insultos que está pensando en este momento. A eso súmale mis pensamientos perversos. Pasa por mi lado. Tomo lo que es mío dejándola en la lencería sexi. -¡pero que te pasa!- levanta la voz histérica. -¿cuando dije que podía llevarte mis cosas. conejita?- su rostro se distorsiona y golpea mi pecho con su puño sorprendiéndome con su fuerza. Vaya puño. -eres un maldito bastardo, arrogante hijo de..- soy más rápido que ella y la tomo del brazo pegándola a mi pecho y en un solo movimiento tengo su cuerpo arrinconado a la puerta. El olor de su perfume revuelve mi olfato pero me concentro en la rubia de ojos grises que intenta liberarse. -¡suéltame!- se retuerce. Deslizo mi mano hacia su trasero y palpo lo que por toda una noche fue mío. -quieta- Vuelve a moverse intentando escapar. Mis dedos se pierden en el borde de su coño. Su respiración se acorta y la mía se acelera al volver a tenerla tan cerca. -déjame ir-suplica. Sonrío quitando una hebra de cabello de su labio. -¿qué pasó conejito? El lobo feroz te atrapó- me inclino deslizando la punta de mi nariz por su cuello. -tengo ganas de volverte a probar- su cuerpo tiembla y no es de miedo. ¿Cómo lo sé? porque su coño empapa mi mano. -ni en tus sueños- beso la punta de su nariz. -en mi sueños te he hecho mía muchas veces Ebba- la sujeto de la nuca y estampo su boca con la mía logrando que mi cuerpo tiemble ante el contacto de su lengua. Dulce sabor. Se retuerce intentando empujarme pero la sujeto más fuerte mordiendo su labios el cual chupo y muerdo. Se escapa un jadeo de su boca y profundizo mas. Eres un hijo de puta Lewis. Si, lo soy. Pero todo inicio tiene un fin. Me empuja levantando su mano y abofeteando tan fuerte que no puedo ocultar la erección en mis pantalones. -En tu vida vuelvas a besarme, te odio Santino Lewis- abre la puerta sin importarle sus fachas. Paso los dedos por mi mejilla tocando el rasguño. Rio más fuerte. Acaricio mis labios. Te quiero en mi cama otra vez Ebba. -¿era la mujer de tu primo?- Matteo aparece con una estúpida sonrisa en el rostro. frunzo el ceño. -guarda silencio- espeto molesto. Mira mi rostro y vuelve a sonreír. -¿te aruño una gata?- levanta una ceja. -solo un conejo salvaje- Un conejo sexi pero salvaje. Me encanta esta mujer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD