CAPÍTULO 15

1014 Words
SANTINO LEWIS Empiezo a sonreír al recordar mi plática con Ebba. Si cree que no sé lo que piensa que hacer no sería un capo de la Mafia. De mi nadie se burla y sale libre, mucho menos una cosita pequeña y sexi como lo es Ebba Fischer. Me odia, pero me desea y lo segundo puede matar a lo primero. Me encanta jugar. -Dime que no te volviste a revolcar con la prometida de Federico- levanto una ceja al observar a Matteo que limpia con esmero una de sus armas. Aun no. Me reclino en mi asiento observando la mesa y una imagen de mi conejito sexi viene a mi cabeza.. No cogimos porque vi las marcas que dejé en su cuerpo. Me agrandó el puto ego saber que yo dejé mi huella en su perfecta piel. -desde cuando te importa mi vida s/xual- espeto sirviendo un trago. Matteo deja el hisopo con el limpia el arma. -desde que decidiste meterte con la prometida de tu primo. Por Dio Santino, estamos hablando de la mujer del hombre que te detesta y amenaza con quedarse con tu puesto. Si se la quitas formarías una guerra por un coño- Se cruza de brazos observando furioso. Matteo no es de lo que se molesta. Para él todo es un juego pero esta vez tiene algo de razón. No formaría una guerra por una mujer. -Yo no le quitaré nada a nadie. Ebba Fischer no es más que un pasatiempo. Me divertiré con ella y cuando me sacie de su cuerpo la desecharé como he hecho con todas- me encojo de hombros pasando la bebida por mi garganta. Si Ebba cree que puede jugar conmigo está muy equivocada. Estuve a punto de flaquear en frente de mi mayordomo, pero entendí, que lo único que quiero de Ebba es su cuerpo. Sí, solo eso. -aquí nadie se va a enamorar Matteo- sentencio poniéndome de pie. -y si lo hago te pagaré 5 millones y diré “tenías razón”- Tomo el bate empezando a moverlo de un lado a otro. Matteo sonríe al escuchar mis palabras. No puedo perder. Ni en un millón de años me humillaría y diría esas estúpidas palabras. -ya me veo en las vegas- carga su arma poniéndose de pie. El hombre que está amarrado en una silla nos observa con pavor cuando nos acercamos. Sus dedos han sido mutilados y parte de su piel yace en el suelo. -lo veremos- paso mi atención de Matteo al abogado de Arturo Rivas; cabeza principal de la mafia en México, que acaba de orinarse en los pantalones. Su jefe se llevó algo importante y voy a encontrarlo, así tenga que despellejar a todos sus trabajadores. -ahora en qué íbamos- coloco una mano en mi cabeza simulando recordar. -oh, lo recuerdo. Me dabas la ubicación de Arturo y bla bla- Matteo le quita la mordaza. Su mandíbula tiembla y empieza a negarse pudriendo mi paciencia. -no.. No lo sé, él huyó- muevo el dedo en su dirección. -si mientes te vas al infierno. No querrás hacerlo. Verdad- con la punta del bate levanto su barbilla. -sabes que Arturo te hizo una llamada horas antes de abandonar la mansión y no me mientas por que tu secretaria tomó la llamada- niega nuevamente. -¡Es mentira!- grita. Matteo voltea la silla -me dices que le vendí mi cuerpo a tu secretaria por información falsa- espeta fingiendo indignación. Me observa con una puta sonrisa en la cara. -Mi Cindy no me mentiría y menos cuando me la cogí en tu propia oficina- toma el arma conectando un tiro en la pierna del abogado. Este grita suplicando piedad y clemencia. -Ahora te vuelvo a hacer la misma pregunta. Dónde está Rivas- presiono su mandíbula infringiendo dolor. -¡habla!- -¡no lo sé! ¡no lo sé! solo me preguntó si al morir el último Rivas de la familia él heredaría todo y le dije que no funciona así. Hay papeles que avalan que al morir un m*****o original la organización queda en manos de sus socios más allegados. Los King- grita fuerte. -¿último Rivas?- -Nina Rivas, su hermanastra y la dueña absoluta de todo el imperio Rivas- la que especulan muerta pero yo sé que vive. La mujer por la que no despreciaría el altar. Lo tendría todo. Riqueza, imperios y poder. La pieza perfecta. -se dice que está muerta- niega -no lo está, no la he visto pero sé que vive- como lo imaginé. Ahora toca saber donde está y este hombre realmente no sabe su paradero. Así que Rivas no es tan omnipotente. Es solo un don nadie con un apellido demasiado grande. Interesante. El sudor rueda por la mejilla del hombre. -lo ves, es todo- sonrío. Intenta hacer lo mismo pero fracasa. -Entonces van a dejarme libre, juro que no diré nada- sus labios están más pálidos por la pérdida de sangre. -por su puesto que lo haremos- ahora una sonrisa brota de sus labios. -gracias señor, se lo juro que no diré nada- Matteo desatas las cuerdas. -por su puesto que no lo harás- saco el arma tras mi espalda e impacto un tiro a la cabeza logrando bañarme con su sangre. El cuerpo cae al piso bañándose con su propio orine. -que alisten a mis soldados. Haremos un viaje largo- Matteo asiente tomando su celular. Me limpio la sangre con un pañuelo. Tomo mi reloj de la mesa y el anillo de oro que ha pertenecido a mi familia por generaciones. Mi abuelo se lo dio a mi padre y yo se lo robé a él cuando no lo necesitaba más. -oh, y sube a Ebba al yet. Me la llevo conmigo- Matteo se detiene de golpe y me observa como si lo que acabara de decir fuera una locura. Ciertamente lo es, pero nacimos para morir y yo no voy a morirme antes de follarme a mi conejito en cada ciudad en la que me hospede. -Santino- espeta. -Es una orden de tu capo-
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