Liam
Jesse Franklin me dio una sonrisa cuando me entregó el gato de Lili Hall. Tom me miró como si estuviera molesto con todo el asunto. Acabábamos de pasar una buena hora maniobrando el recogedor de cerezas mientras saltaba de rama en rama en el alto pino. Convenientemente, Tom era un gato atigrado naranja, su brillante pelaje nos ayudó a encontrarlo mientras corría por las ramas superiores del árbol.
Le froté los nudillos bajo la barbilla y se puso a ronronear. Jesse se rio. “Oh, ahora está contento. Qué bueno que tenía guantes. Estaba rascándose como loco ahí arriba.”
Miré a Tom mientras ronroneaba y excavaba en mis brazos. “Déjame dejar a este pequeño, y podemos volver a la estación”, le dije, mirando a Jesse.
“Lo tengo.”
Caminé por el patio y vi como Lili ya estaba caminando haci
