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Valery y Madeline estaban en el baño, bañando a los bebés que chapoteaban y reían en el agua. Valery sonrió al ver a sus hijos tan felices, y Madeline la miró con cariño. —Val, ¿qué pasa? —preguntó Madeline—. Te noto un poco distraída. Valery suspiró y se sentó en el borde de la bañera, jugando con el agua. —He estado pensando en viajar a Londres —dijo—. Quiero ir a la capital y buscar la lápida de Cael. Madeline se detuvo en seco, mirando a Valery con sorpresa. —¿Por qué quieres hacer eso? —preguntó—. Val, han pasado años. Es hora de dejarlo ir. Valery se encogió de hombros, sintiendo una mezcla de emociones. —No sé —dijo—. Supongo que quiero saber que está realmente allí. Que no es solo un recuerdo. Madeline se acercó a Valery y la abrazó. —Val, Cael hubiera querido que fueras f