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Seis meses habían pasado desde la fiesta de cumpleaños de los gemelos, y Valery se encontraba caminando por el jardín de noche, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad del lugar. Sin embargo, de repente se sintió mareada y tuvo que detenerse para no caer al suelo. Samuel se le acercó rápidamente, preocupado por su bienestar. —Valery, ¿estás bien? —preguntó, sosteniéndola por el brazo. Valery se tambaleó un poco, pero logró mantenerse en pie. —Sí, estoy bien —dijo, aunque su voz temblaba ligeramente. Samuel la miró con escepticismo. —Espero que no estés embarazada de ese canalla —dijo, su voz llena de desconfianza—. Porque no te lo voy a perdonar. Aún no confío en Cedric después de lo ocurrido. Valery se rió débilmente. —Tranquilo, Samuel —dijo—. Últimamente me he sentido así,