Elian y Lirien se miraron, indecisos. ¿Podían confiar en Aethera? Pero algo en su interior les decía que esta mujer no era una enemiga. Al menos, no todavía.
"¿Qué quieres decir con 'los elegidos'?", preguntó Elian, intentando ganar tiempo.
Aethera se acercó a ellos, su mirada intensa. "Ustedes dos han demostrado ser los más fuertes y valientes en esta batalla. Y solo ustedes pueden detener el mal que se avecina".
"¿Qué mal?", preguntó Lirien, su voz llena de curiosidad.
Aethera miró alrededor, como si temiera que alguien estuviera escuchando. "El Señor Oscuro", susurró. "Ha regresado, y solo ustedes pueden detenerlo".
Elian y Lirien se miraron, sorprendidos. Habían oído historias sobre el Señor Oscuro, un ser maligno que había sido derrotado hace siglos. Pero si había regresado...
"¿Qué podemos hacer?", preguntó Elian, decidido.
Aethera sonrió, su mirada brillante. "Voy a enseñarles el secreto de su poder. Juntos, podemos derrotar al Señor Oscuro y salvar el mundo".
Y con eso, Aethera comenzó a enseñarles un hechizo antiguo, uno que requería toda su fuerza y concentración. Elian y Lirien se sumergieron en el aprendizaje, sabiendo que su destino y el del mundo dependían de la magia de Aethera.