Mientras Elian y Lirien se preparaban para enfrentar a Kael y sus compañeros de nuevo, la energía en el aire se intensificó. Era como si el propio cielo estuviera cargándose de electricidad, listo para descargar un rayo. De repente, una figura emergió de la niebla, como si hubiera sido conjurada por la energía misma.
La figura era alta y imponente, con ojos que brillaban como estrellas en la oscuridad. Llevaba una armadura plateada que parecía forjada en el mismísimo cielo, y en su mano derecha empuñaba una espada que parecía hecha de pura luz.
"¿Quién eres?", preguntó Elian, su voz firme pero llena de curiosidad.
La figura se detuvo frente a ellos, su mirada escaneando el campo de batalla. "Soy Aethera", respondió finalmente. "Y he venido a poner fin a esta batalla de una vez por todas".
Kael y sus compañeros se miraron nerviosos, y Elian pudo ver el miedo en sus ojos. ¿Quién era esta mujer que parecía tener tanto poder? ¿Y qué quería de ellos?
Aethera se volvió hacia Elian y Lirien. "Ustedes dos son los elegidos", dijo. "Los únicos que pueden detener el mal que se avecina. Pero necesitan mi ayuda para hacerlo".
Elian y Lirien se miraron, indecisos. ¿Podían confiar en esta misteriosa mujer? ¿O era solo una trampa?