Con sus nuevas armas y provisiones, Elian, Lirien y Lyra continuaron su viaje hacia el Abismo de la Eternidad. Después de varios días de viaje, llegaron a un valle rodeado de montañas altas y escarpadas. En el centro del valle, había un gran portal de piedra que parecía ser la entrada al Abismo.
"Este es el lugar", dijo Elian, mirando el portal. "Este es el lugar donde debemos entrar".
"Estoy lista", dijo Lyra, ajustando su capa.
"Yo también", dijo Lirien, poniendo su mano en la empuñadura de su espada.
Los tres amigos se miraron entre sí, tomaron una profunda respiración y se dirigieron hacia el portal. Cuando llegaron a la entrada, vieron que estaba custodiada por dos enormes estatuas de piedra que parecían estar vivas.
"¿Quién osa entrar en el Abismo de la Eternidad?", gritó una de las estatuas.
"Somos Elian, Lirien y Lyra", respondió Elian. "Hemos venido a destruir la fuente de la oscuridad".
Las estatuas se miraron entre sí y luego se apartaron, permitiendo que los tres amigos entraran en el portal. Cuando pasaron por la entrada, se encontraron en un túnel largo y oscuro que parecía no tener fin.
"Esto es emocionante", dijo Lyra, mirando alrededor.
"Y peligroso", agregó Lirien.
"Vamos", dijo Elian, liderando el camino. "Tenemos que encontrar la fuente de la oscuridad antes de que sea demasiado tarde".
Y así, los tres amigos continuaron su viaje hacia el corazón del Abismo de la Eternidad, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.