Tres días habían transcurrido desde el encuentro de Scott y Alice. Aunque ambos lo negaban, se soñaban en ese momento, cada quien dondequiera que estuviera. Se deseaban pero ella por su miedo a los sentimientos que tenía por aquel hombre, él por miedo a ser rechazado nuevamente.
Jueves en la noche y todos los ojos de la socialité y prensa en general estaban puestos en la fiesta que, como cada dos años, daba esa noche el Emporio Dietrich. Era un aniversario más de la empresa donde estaban invitados, más que nada, los socios de dicha empresa y sus marcas en todo el mundo. Muchos socios se habían dado cita de diferentes partes del planeta para disfrutar de la festividad y realizar negociaciones durante la semana en la que estarían en Nueva York.
Toda la familia Dietrich se dio cita allí;
