Scott no ocultaba su enojo ante la cara de satisfacción de Alexander. Sentía cómo su hermano se regodeaba al saber que el niño perfecto de la familia Dietrich tenía puntos débiles.
— Te satisface verme así, vil granuja.
— Créeme que me divierte, verte convertido en un canalla.
Ante esas palabras, Scott pretendía írsele encima a Alexander, pero el intercomunicador lo interrumpió.
— Señor presidente.
— Sí, Kathy, dime.
— Lo busca el pastor Carlos Estévez
— ¡Okey, Kathy! Permíteme unos minutos.
— Sí, señor Dietrich.
Katherine le pidió al caballero que estaba aguardando por Scott que esperara un momento, invitándole a tomar asiento en alguno de los modulares apostados allí. Ella se sentía un poco aprensiva ante la presencia del pastor Estévez, ya que era el pastor de la congregaci
