Capítulo cuatro

978 Words
Ningún atuendo que me pruebo logra convencerme del todo y estoy comenzando a estresarme, así que me lanzo a mi cama boca abajo bufando frustrada de encontrarme así. Todo es culpa de mi mamá, si a ella no se le hubiera metido la loca idea de invitar a la familia Kehlet a comer, yo me encontraría en pijama viendo alguna serie, pero no, ella quería conocerlos y para mi desgracia o fortuna (aún no sé que es), aceptaron gustosos, debido a que al parecer, también tienen curiosidad, eso fue lo que me comentó Sean cuando lo llamé para decirle y con solo recordar esa llamada, mi estómago se revuelve porque estaba que no podía hablar y explicarme de manera correcta, la segunda vez que hablamos, todo resultó mejor, pero sigo sintiendo como los nervios se apoderan de mí y ya solo puedo rogar que eso se quite de una vez por todas. También que me encuentre como estoy ahora, es mi culpa, por verle dicho a mi progenitora, que ellos estaban en la ciudad, por lo cual, no puedo culparla de toda mi desgracia. Mi madre entra a la recámara y escucho su risa al verme casi muriendo, giro la cabeza para mirarla entrecerrando los ojos, intentando parecer molesta, solo que de inmediato vuelvo a la normalidad cuando veo como ella coloca una bolsa de mi tienda de ropa favorita arriba del tocador, me guiña el ojo y se retira, deprisa me pongo de pie para averiguar que hay dentro y pego un grito al ver una hermoso vestido color n***o que se ajusta al cuerpo y una delgada blusa de manga larga color blanca para colocarla debajo del vestido, el cual es ideal para la comida, así que me lo pongo y admiro lo bien que me veo en el gran espejo que hay en mi habitación, retoco por última vez mi maquillaje y logro escuchar a lo lejos el timbre. Me detengo en seco para agudizar mi oído y averiguar si son los invitados, al comprobar que es así, con toda mi valentía salgo de mi habitación y empiezo a bajar por las escaleras para llegar a la sala, que es donde se encuentran. Por unos segundos me quedo analizando que en verdad son ellos, las personas que veía en una pantalla en mi móvil, están sentados en mi sala. Les estrecho la mano a cada uno, intentando verme lo más amigable que puedo y sin saber que decir, tomo asiento para escuchar como mi mamá charla con la familia como si los conociera de toda la vida. Sus raíces latinas se apoderaron de ella, luego de años de encontrarse escondidas. Estoy sentada en seguida de Alissa y quiero sacarle plática, pero mi cerebro no está mandando la indicación a mi boca para que se abra, solo puedo imaginarme la conversación que tendría con ella si lograra pronunciar una palabra. —¿Hace cuanto bailas? —Me pregunta y suplico poder responder de forma correcta. —Desde que tengo cuatro años. —¿Y siempre lo haz hecho tan increíble? —Sean es ahora el que pregunta y trago saliva para guardar la calma ante el cumplido que me acaba de dar. —Yo digo que si, pero April se burlaría por mi respuesta —hago una pausa— . April ha sido mi entrenadora desde que inicié en el baile —le explico a Alissa para que entienda quien es la persona que mencioné. —Es una gran entrenadora o tú eres aún mejor bailarina de lo que creo —habla la chica con una sonrisa en su rostro. —Me voy por la primera opción. Los tres nos reímos, pero somos interrumpidos por la voz de Eloise, avisando que la comida ya se encuentra lista. Todos nos ponemos de pie, listos para ir al comedor, me quedo hasta atrás con Sean, así que al llegar a la mesa, los únicos dos lugares disponibles se encuentran enseguida de mi mamá, uno pegado del otro y mientras grito feliz, también estoy suplicando no hacer alguna tontería que me deje en ridículo. No es necesario ayudar a mi mamá a acomodar las cosas, debido a que todo ya está en su lugar, cada uno empieza a servirse lo que prefiere y nos disponemos a comer en una animada charla acerca de mi vida, la de Sean y Alissa, así que en conclusión, los únicos que se encuentran hablando son los padres de los chicos y mi madre, mientras que nosotros tres nos miramos riéndonos por algunas cosas que dicen y otras veces avergonzándonos por las anécdotas que cuentan. Es tan sorprendente e irreal como es que mi mamá se lleva tan bien con los padres de mi cantante favorito y en estos momentos toda su familia se encuentra en el comedor platicando tan fluidamente. Si alguien me hubiera dicho que esto iba a ocurrir, no había duda de que me soltaría riendo en su cara. Tengo tan cerca a Sean, que nuestras piernas se encuentran rozando de vez en cuando y Alissa está sentada (máximo un metro de distancia), ver todo desde esta posición, hace que me replanteé varias cosas, la principal es que estoy confundida por como veo a Sean, siempre existió dos lados, uno era el admirarlo como el amor de mi vida que desconocía mi existencia y la otra, como un extraordinario amigo que no quiero perder nunca y por supuesto, también no sabía que yo existía, pero ahora que se encuentra a centímetros de mí, me hace replantearme que siento por esa persona y sin duda como tengo la opción de elegir, voy por la elección de tenerlo como un amigo. No hay nada mejor que tener a tu ídolo de amigo y más porque trabajaré con él en un gran proyecto. •••••• SÍGUEME EN i********: PARA DUDAS O COMENTARIOS: @sujeybooks
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