Seguimos en la charla por casi una hora, sigo sin descubrir la razón del por que el chico se encuentra en Canadá y en realidad no me importa, es asombroso estar platicando con él con normalidad y lo más extrañó es que estoy haciéndolo con toda normalidad, cosa que no había conseguido por completo y al fin logré. Llega el momento en que debemos irnos, cuando nos despedimos, el chico me pide mi número, así podemos seguir platicando, se lo entrego y él me da el suyo, mientras me pellizco para averiguar si en serio está ocurriendo. Salimos del local, me cubro el rostro con la bufanda que traigo en mi cuello, empiezo a tiritar un poco y acelero el paso para llegar de una vez por todas al auto, al entrar, el chico enciende el motor y emprendemos camino a donde se supone que debimos ver llegado