Capitulo 2

1064 Words
Mil cosas pasaban por mi cabeza. ¿Por qué me besó? ¿Tenía la intención de tocarme desde un principio? ¿O solo se está burlando de mí, tratando de atraparme en mi propio juego? Pero él no es así. Siempre ha sido coqueto y juguetón, pero también respetuoso. Estoy demasiado confundida, y no puedo concentrarme en lo que pasa a mi alrededor; estoy completamente disociada. Lo único malo es que mi cuerpo reaccionó a su toque. Debo admitir que esto me excitó. Jamás pensé en tener las grandes manos de Chris alrededor de mí de esa manera. Aunque fue rápido, pude sentir el calor que su mano emanaba, y tal vez me esté volviendo loca, pero casi puedo asegurar que rozó y apretó ligeramente mi pezón. El movimiento fue tan rápido que no estoy segura. No puedo hacer más que revivir el momento del toque y del beso en mi mente como en un bucle. De repente, siento un golpe en la rodilla que me saca de mis cavilaciones. Es él, intentando traerme de vuelta al aquí y ahora, mientras todos están reunidos admirando la gelatina de mi mamá. Sinceramente, no puedo decir con exactitud qué pasa a mi alrededor; su beso me sacó por completo de mi centro. Me gustó mucho más de lo que jamás creí que me gustaría, y mi corazón no deja de latir como loco, pidiendo más. Todos los chicos hablan y bromean entre sí, decidiendo si harán algo esta noche o si solo beberán en casa. —Hay que comer, ¿no? —dice Changbin, sobándose la barriga. —¡Sí, sí! —grita Felix, sacudiendo a Changbin y llevándoselo al comedor. Los veo a todos alejarse y bromear, dándose zapes y poniéndose el pie mientras avanzan. Nos sentamos a la mesa. Mi madre se sienta a la cabecera, seguida de Jeong-in, después Hyunjin, Felix, Seungmin, y en la otra punta dejamos siempre un asiento vacío por respeto a mi padre, que casi siempre está ausente por trabajo. Después me siento yo, y justo cuando Changbin iba a tomar el asiento a mi lado, Chris es más rápido y se sienta, dándole una sonrisa burlona. Changbin no hace más que poner los ojos en blanco y sentarse al lado, seguido de Minho y Han. Gracias a Dios el comedor es grande, así que no hay problema de espacio. Comemos la deliciosa comida mientras los chicos conversan acerca de sus nuevos proyectos musicales, y Chris no para de hablar; se nota cuánto le gusta su trabajo. Minutos después, la pequeña reunión por el cumpleaños 30 de Chris finaliza. —Madre —dice el cumpleañero mientras pone las manos en la mesa—, estuvo delicioso, definitivamente me hizo sentir como en casa. Le agradezco —añade con una sonrisa cálida. Cínico y cínico, pongo los ojos en blanco. ¡Mamá, este hombre besó a tu hija delante de ti, y ni cuenta te diste! De repente, siento una mirada inquisidora. Es mi hermano I.N., que me analiza profundamente. ¿Lo vio? Retuerzo mis dedos por debajo de la mesa, nerviosa. Escucho a lo lejos a Chris dándole las gracias a cada uno de los chicos, pero no me puedo concentrar, no con la mirada de mi hermano examinándome como si fuera un bicho raro. De pronto, siento una mano en mi pierna por debajo de la mesa. Chris sigue con sus juegos. Aprieto los labios para reprimir las ganas de gritarle que pare, que mi hermano nos está viendo. Disimuladamente trato de quitar su mano, y cada vez que lo intento él pone más fuerza en su agarre y ríe discretamente. Estoy en caos, tratando de disimular la manoseada de Chris delante de mi hermano, hasta que él por fin me suelta y puedo soltar el aire que no sabía que tenía retenido en mis pulmones. Reconozco que desde que llegó Chris hace unas semanas, empezamos esta especie de coqueteo, y no me había molestado, incluso si I.N. se daba cuenta. Pero ahora, después de ese beso, nada se siente igual. —Areum me dijo que me tiene una sorpresa en su habitación, no como otros —dice, mirando a los chicos, quienes empiezan a golpearlo en broma y a hacer bulla. Chris toma mi mano en medio de los empujones y me arrastra escaleras arriba. Para nadie es raro que seamos cercanos. Más bien, soy cercana a todos; los conozco desde el predebut, y siempre que tienen oportunidad vienen a casa. Primero fue por insistencia de mi madre, ya que extrañaba mucho a I.N., pero después se hizo costumbre, y los chicos me han visto crecer a lo largo de todos estos años, y mi mamá ve a todos ellos como hijos. Mientras me guía hacia mi habitación, caigo en cuenta de la situación. —No tengo ningún regalo para ti —digo en reproche. Él ríe. —¿Ya te dignas a hablar? —pregunta, alzando una ceja y sonriendo. Al llegar a la puerta de mi habitación, la abre y nos hace entrar. —Cállate... —le digo, un poco molesta, cuando de repente me jala de la cintura y cierra la puerta. —Cállame —dice y me besa. Al principio, el choque repentino de nuestros labios me hace cerrar con fuerza los ojos, pero conforme sus labios envuelven los míos, me relajo entre sus brazos. Siento cómo su beso es desesperado y apasionado. Pasa de ser un beso normal a uno donde su lengua quiere tocar la mía, y eso me hace estremecer. No puedo pensar en nada. Sentir sus brazos alrededor de mí, su fornido pecho contra el mío, sus manos acomodando el largo de mi cabello detrás de mis orejas mientras deja pequeñas caricias a su paso me hace sentir completamente hechizada. Nos besamos mientras mis manos suben hasta rodear su cuello para acercarlo más a mí, y puedo sentir su sonrisa bajo mis labios. No sé cuánto tiempo ha pasado, cuando decide avanzar conmigo a cuestas hacia la cama, cuando se escucha algo en el pasillo. Son pasos. —¡Yang Areum! —escucho gritar a I.N. desde afuera y me congelo en seco. Quedo a centímetros de ser acostada en la cama por Chris, mientras sus brazos me sostienen. Nos miramos a los ojos al mismo tiempo, reflejando travesura, culpa y complicidad. ¿Qué pensará mi hermano? Nos atraparon.
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