Capítulo 1: Un despido injustamente

865 Words
Llevo aproximadamente dos años y tres meses trabajando como auxiliar de publicidad en una empresa muy prestigiosa. Mi trabajo consiste en ayudar a realizar campañas para nuevos productos que salen al mercado. La jefe me llamo para que pasara por su oficina y así lo hago. —Buenas...—saludé entrando a su oficina. —Pasa Vanesa—responde ordenando, un pequeño desorden arriba de su escritorio—. Tengo que decirte algo muy importante—susurra. —Sí, dígame—contesté un poco confundida. ¿Qué será lo que me tiene que decir? Ojalá que sean buenas noticias, como que me van aumentar el sueldo. Eso sería fenomenal ¿Verdad? —Vanesa, la empresa ha decidido prescindir de tus servicios. Tu contrato con nosotros a terminado a partir de hoy—reveló mirándome con triste. ¿¡Qué!? No, no. ¿Y ahora qué voy hacer? Esto tiene que ser mentira. —Señora ¿Pero por qué me está despidiendo?—pregunté sin poder creerlo todavía—. Yo realizo mi trabajo bien, no tiene ninguna queja sobre mi ¿Entonces?—cuestioné confundida. —Vanesa... Haces tú trabajo a la perfección pero los directivos sienten como que ya no encajas en este prototipo—explica un poco triste. No es que sí, ahora es que estoy más que confundida. Hago mi trabajo bien pero me despide. —Mira sabes que eres diferente y hay muchas veces que eso no está a tu favor ¿Me comprendes ahora?—pregunta mirándome a los ojos. ¡Ahora entiendo todo! Claro, por mi físico y eso nueva vez destruye mi proceso de ser feliz. Es algo que voy a llevar conmigo siempre. —Entiendo...-dije bastante afectada por todo—. Fue un gusto trabajar en esta maravillosa empresa y desde luego gracias por la oportunidad señora—comenté. —Yo sé que quizás lo veas absurdo pero las cosas son así. Yo no soy la única que decido—reveló dándome un fuerte abrazo de despedida. Salí prácticamente corrigiendo de ahí ¡Es tan complicado! Ahora prácticamente a empezar de nuevo. Nuevas entrevistas, críticas sobre mi persona y estar en situaciones o momentos vergonzosos. Es como que estoy acostumbrada a ello. Sé que no cumplo con los requisitos de cuerpo que exige la sociedad pero ya basta con eso. Porque esas empresas que actúan así son las que fomentan el bullying y la discriminación. No, si todo lo suceso que he vivido en mi vida ya hasta se me hace costumbre que algunas personas piensen de esa forma que para mí no es la correcta pero es su pensar. Porque ajá. Soy una chica Voluptuosa ¿Y qué? Eso no le afecta a nadie en particular. A la única persona que debería de afectarle es a mí y mírenme estoy yendo directo a mi casa a prepararme una deliciosa pizza. He comprendido que los trabajos son como los amores, son pasajeros si te despiden de uno tú sigue que a la vuelta aparecen más y listo. Durante todos estos años he trabajado muchísimo con mi yo interior, comprendí que tengo que tener mí autoestima bien alta y que las palabras feas y horribles duelen de quienes las dicen. Soy rellenita ¿Y qué? Tengo curvy ¿Y qué? Es un tipo de cuerpo que ya en pleno siglo XXI deberían de aceptarlo y sobre todo comprender que todos somos iguales. (...) Entro a mi humilde y acogedora casa, no me queda nada más que respirar profundo estoy cansada de tanto pensar y lo que me espera cuando se los cuente a mi familia y amigos. Desde hace varios años he tenido que vivir sola, tenía la necesidad de ser independiente ya que de alguna u otra manera mi familia siempre me ha tratado diferente en el sentido de que son muy cariñosos y sobreprotectores. Y yo pues quería mi espacio. Ellos para que yo me sintiera cómoda me cambiaban de escuelas y universidades porque las críticas eran tantas que todos los días salía de mi escuela llorando y enojada. Y es que desde que tengo uso de razón he sido Voluptuosa, algunas de mis familias lo son también pero yo rebasé esas barreras cuándo está preciosura nació. Y es que tampoco soy fea. Cabello largo, de altura medía, tengo con que presumir, pechos suficientes, trasero de más y cintura ni se diga. ¿Entonces? Soy hermosa ¿No? ¡No sé porque no me quieren ante el mundo! Estoy pensando seriamente que causo envidia desde que llego a un lugar porque soy la mejor, lo sé. Quito mi ropa y enseguida busco periódicos digitales para ver si hay algún trabajo disponible. ¡Y es que no me voy a rendir mi amor! No sé en dónde, cuándo y cómo pero de que consigo trabajo lo consigo porque me llaman Vanesa Rodríguez la chica de curvas que solo dice tonterías para subir su autoestima. Me preparo un poco de café, el aroma, su sabor... Me recuerda a él, ese hombre que jamás podré olvidar. La única persona que verdaderamente he amado pero me falló, lo hizo cuando yo menos lo esperaba y todo por el que dirán.
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