Pasaron algunos días y me mantuve cerca de Lara todo lo que pude. Hicimos el amor tantas veces como pudimos, ya sea en mi casa o en la suya. Eso fue un alivio para mí, confirmé que estaba enamorada de ella y ya ni siquiera pensaba en Lucia, al menos no tanto como antes. También me alegraba que mi la relación con Lara marchara tan bien. Durante estos últimos días sólo le mandé dos fotos a Lucia, mostrándole un par de tangas nuevas que había comprado. Eran fotos de mi culo, en pose sugerente; pero no demasiado pornográficas. Ella me contestó diciéndome que me quedaban muy lindas. El jueves de esa semana recibí un mensaje de la monjita, me pedía que fuera a verla cuanto antes porque tenía algo muy importante para decirme. No entendí nada. Esa misma tarde fui hasta el convento hecha un mano