Regresé a mi casa, donde mi familia me esperaba con la cena. No intercambiamos ni una sola palabra, cada uno estaba ensimismado en sus pensamientos; bueno Abigail siempre está metida en su propio mundo. Por mi parte no podía quitarme de la cabeza lo sucedido con Samantha. Después de comer me di una ducha y me metí en la cama a leer un libro. Tuve que esforzarme por no masturbarme, me dije a mi misma que de vez en cuando necesitaba controlarme un poco. Hoy no sólo me desesperé con la pelirroja, sino que hasta me enfadé con ella por no acostarse conmigo. No podía pretender que la chica estuviera dispuesta al sexo la primera vez que nos veíamos las caras. Me relajé de a poco hasta que por fin concilié el sueño. Supuse que al no toquetearme tanto, mis hormonas se calmarían; pero estaba equivo