Monja Rebelde - II

2173 Words

―Fue un chiste, no te lo tomes tan en serio. Además, vos no podés impedirme que fantasee, yo soy la dueña de mis pensamientos, ni siquiera Dios puede controlarlos. No te olvides del libre albedrío. ―También se puede pecar con el pensamiento y lo sabés. ―No, no lo sé. Porque yo no lo veo de esa forma. Todo esto te lo digo para que entiendas que vos también podés tener tus fantasías sexuales, y pensar en ellas cuando te masturbás. Son tus fantasías, no dañás a nadie al hacerlo. ―Puede ser, pero me pone incómoda saber que fantaseás conmigo. ―Bueno, no creo que sea un pecado tan grave fantasear con una mujer hermosa ―Agachó la cabeza y quedó mirando fijamente la mesa― ¿Te pasa algo? ―¿De verdad pensás que soy hermosa? ―Su voz fue tan tenue, que apenas pude oírla. ―Hermosa es poco Lucia,

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