Después de haber almorzado con Lucrecia, nos marchamos a la casa, espero que Emir no le cuente a papá que ya recuperé la vista o todo mi plan se irá por la borda, llegué a casa y allí estaba Rumina con una gran sorpresa, o eso creo, afuera de la casa había un camino de notitas mismas tenían diferentes mensajes “Sigue la señal” “Abre la puerta” “Entra a la casa” “Ve hasta la cocina, no, no… da vuelta y vuelve a la sala” ¡Ay Rumina! Me vas a volver loca —Rumina ¿Qué es todo esto? — —Una sorpresa ¿Qué no ves? — —Si, claro que veo, lo que aquí hay son muchos papelitos con mensajes, mismos que me trajeron hasta la sala, ahora mi pregunta es ¿dónde está la sorpresa? — —Yo soy la sorpresa ¿no estás feliz de verme? — —Pues si, eres mi hermana, mi mejor amiga, mi todo,
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