La sintió más delgada, la vio más pálida y ojerosa, pero lo que más llamó la atención de Max fue el pequeño bulto en su vientre, la estrecho en sus brazos con ternura y delicadeza, sentía que si la presionaba un poco más la podía quebrar como una figurilla de porcelana. Posó sus manos es sus mejillas y al momento se humedecieron con las lágrimas de Katerin, pudo ver en sus ojos el brillo de muchas emociones y comprendió que a pesar de todo lo que ella pudo haber vivido y sufrido todos esos meses encerrada ella era de él y él de ella y nadie lo iba a cambiar, era un pacto silencioso que ellos sellaron ese día en la oficina de Katerin. — Te encontré Hermosa, te encontré. —Te amo —fueron las únicas palabras que dijo Katerin cuando el nudo que sentía desapareció. Aunque algo en ella se r
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