Capítulo 5

1561 Words
Gamma Kailen Steele: Aunque estaba durmiendo al lado de Hunter, no dormí mucho. Mi mente estaba acelerada con la idea de tener que volver a mi antigua manada y tener que ver a mi ex pareja de nuevo. Amaba a Owen y en el momento en que lo vi con Maya, mi corazón se rompió. Luché tanto por sobrevivir, como por volver a él. Solo para descubrir que nunca me buscó, siguió adelante mientras yo era torturada y violada. Nunca me amó verdaderamente como yo lo amé a él. Él era todo para mí, y simplemente me reemplazó. Regresé a mi manada, rota, pero me fui siendo una sombra de lo que fui. Todos allí solo pensaban en mí como una Omega tonta, pero mis padres eran en realidad Alfa y Luna de mi antigua manada. Ambos fueron asesinados en un duelo y la mejor amiga de mi mamá, Cathy, me llevó y huyó. Nunca le conté a nadie de mi antigua manada hasta que tuve que rechazar a Owen. Tienes que usar tu título completo para rechazar a tu pareja. Tuvimos que correr hasta que nos encontramos con Media Luna Azul y el antiguo Alfa, el Alfa Landon, nos acogió. Cathy terminó emparejada con un guerrero, y todos nos mudamos a una casa juntos. Fue entonces cuando comenzó el abuso. Jim, su pareja, me odiaba. Odiaba que Cathy no me abandonara, que estuviera atrapada criando a la hija de otro hombre. Cathy nunca le dio un hijo, y el abuso empeoró después de eso. Nunca le conté sobre ello. Era su pareja y nunca podría convertirme en la grieta entre ellos. El abuso se hizo cada vez peor y pasé mucho tiempo en la casa de la manada con Owen, incluso antes de que empezáramos a salir. Era mejor no estar cerca. Extrañaba a Cathy y siempre estaré agradecida por lo que hizo por mí, pero tenía que seguir adelante con mi vida. En los últimos cuatro años, solo he hablado con Jim. Llamaba cada pocos meses, queriendo dinero. Era un terrible jugador y por mucho que lo odiara, siempre ayudaba. No quería que Cathy saliera herida en medio del conflicto. Incluso pagué la hipoteca de su casa. Decir que toda mi vida ha estado jodida sería quedarse corto. Solo tenía cuatro años cuando Cathy y yo llegamos a Media Luna Azul, y no recuerdo a mis padres. Cathy y yo tuvimos que huir solo con la ropa que llevábamos puesta o nos habrían matado a ambas. No tengo nada de mis padres, ni siquiera una fotografía. Estaba acostada al lado de Hunter en nuestra habitación, mirando al techo. No era la misma persona que era hace cuatro años. Tenía a Hunter. Tenía a Greyson y Zach. Tenía mi título por el que me rompí el lomo. Era más fuerte que nunca. Y podía hacer esto. Podría entrar allí y hacer que Owen se arrepintiera de haberme dejado. Habría sido una Luna perfecta para él y lo arruinó. Hunter se giró hacia mí, envolviéndome en un abrazo fuerte. —¿Cuánto tiempo llevas despierta, Bella?—Gruñó mientras besaba mi hombro. —No creo que haya dormido. —Suspiré, girándome para poder mirarlo. —¿Qué te preocupa?—Me preguntó. —Solo estaba pensando en mi vida allí, y en cómo es tan diferente ahora. —Le dije. —¿Diferente, mejor? Espero que sí. — Preguntó. Se inclinó y empezó a besar mi clavícula, provocando que mi piel se erizara y me hiciera estremecer. —¿Hunter?—Susurré. —Mhmmm. —Dijo contra mi piel. —Aurora quiere marcarte. —Susurré. Él se incorporó para mirarme. —¿Y qué le dijiste?—Preguntó mientras se apoyaba en su codo. —Le dije que hablaría contigo cuando llegáramos a casa. Pero por ahora, no creo que debamos darle ninguna oportunidad para intentarlo. —Le dije. Se inclinó y empezó a darme pequeños besos en los labios y la mandíbula. —¿Podemos hacerlo siempre por detrás?—Su voz salió ronca, y supe que estaba excitado. —Eres tan sucio. —Me reí. —Y duro. —Aplastó sus labios contra los míos antes de darme la vuelta sobre mi estómago, levantando mi trasero por las caderas. Ambos estábamos durmiendo desnudos, y gracias a Dios por eso. Hemos roto un montón de ropa a lo largo de nuestra relación. Comenzó a frotar su punta alrededor de mi entrada, haciéndome gemir. —Estás tan mojada, hermosa. —Gimió antes de empujar toda su longitud dentro de mí. Estaba gimiendo y mordisqueando el colchón mientras él empujaba más fuerte y más rápido. Podía sentir mi orgasmo construyéndose y se sentía tan bien, enterrado profundamente dentro de mi interior. Se inclinó y envolvió una mano alrededor de mi garganta, tirándome hacia su pecho. Comenzó a besar y chupar mi cuello, mientras yo era un desastre de gemidos. Estaba tan cerca del límite ahora. Me llevó al límite cuando hundió sus dientes en mi hombro, provocando que mi orgasmo me recorriera. —Cariño. —Grité mientras él empujaba más fuerte y más rápido, persiguiendo su propia liberación. Se quedó quieto detrás de mí y sacó sus dientes de mi hombro. Comenzó a lamer la sangre que podía sentir corriendo por mi espalda. Ambos estábamos sin aliento cuando finalmente se retiró de mí. Caí sobre la cama boca abajo mientras Hunter se dejaba caer de espaldas a mi lado. —¿Cuándo empezaste a morder?—Le pregunté, jadeando. Ese tenía que ser el mejor orgasmo que había tenido. —Tú lo empezaste. —Me miró y se rió. —Ese tenía que ser el mejor orgasmo que he tenido. Jamás. —Jadeé. Se inclinó y comenzó a besar la marca de mordida que dejó. —Ahora sabes cómo me sentí ayer. — Susurró entre besos. —Lo siento, lo arruiné.—Le dije, y dejó de besar mi hombro para mirarme. —Nunca podrías arruinar nada, hermosa. Ahora levántate, tenemos que prepararnos. —Besó mis labios antes de levantarse de la cama. Hunter me dio una palmada en el trasero cuando no me moví lo suficientemente rápido, haciéndome saltar. Ahora estaba cansada y lista para una siesta. —Vamos, hermosa. A menos que quieras oler a mí y a sexo, lo cual estaría bien para mí. —Llamó desde el baño y gemí. Para ser honesta, pensé en aparecer allí cubierta con el olor de Hunter y oliendo a sexo. Sería un golpe bajo para Owen. La venganza puede ser una perra. Pero en lugar de eso, respiré hondo y me levanté para prepararme. Después de ducharme, me hice una trenza de lado, dejando algunos mechones para enmarcar mi rostro. Salí del baño y encontré a Hunter subiendo sus jeans azul oscuro. Estaba sin camisa, y noté la marca de mordida que le dejé. —La mordida que te di ayer no parece estar sanando, ¿verdad?—Me acerqué a él para inspeccionar la herida. Aún estaba roja e irritada. Estaba confundida sobre por qué no se había curado aún. Él era de sangre real, y debería haberse curado ayer. —Sí, no estoy seguro. —Se encogió de hombros. Yo estaba allí, envuelta en una toalla blanca y esponjosa. —Probablemente deberías vestirte. No tendrás tiempo para otra ducha. —Se inclinó y me besó en la mejilla. Le sonreí con burla y rodé los ojos. Sacó un par de jeans negros ajustados, una camiseta blanca de cuello en V y una sudadera verde oscura. Me senté en el borde de la cama para atarme las botas de senderismo. Hunter ya estaba vestido y me esperaba. Se había puesto una sudadera verde oscura que combinaba con sus jeans y botas. Honestamente, ese hombre se veía sexy con todo lo que usaba. Agarré mi bolso y mi mochila y nos dirigimos al área de desayuno para comer antes de salir. Me aseguré de cubrir la marca de mordida que me dio Hunter. Nos encontramos con Greyson y Zach. Ya estaban desayunando. Supongo que los guerreros fueron a asegurarse de que los vehículos estuvieran llenos de gasolina antes de que saliéramos. Tomé un café y me senté mientras Hunter tomaba algo de comida. Saqué mi teléfono para revisar mis correos electrónicos mientras sorbía mi café. No tenía apetito. Ya sentía mi estómago hacerse un nudo. Hunter puso un plato de comida frente a mí antes de sentarse a mi lado. Lo miré, confundida. —¿Qué pasa con la comida?—Le pregunté. —Necesitas comer. El café no es suficiente. —Me dijo y rodé los ojos. —Está bien. —Gruñí mientras picoteaba la comida. Y él me sonrió con picardía. Cuando finalmente todos terminamos, agarré otro café, y salimos hacia los vehículos donde los guerreros estaban esperando. Todos subimos a nuestros vehículos. Hunter estaba conduciendo mi SUV. Todos salimos y Hunter extendió la mano, entrelazando nuestros dedos. Llevó nuestras manos a sus labios, besando los míos. En ese momento, decidí que le iba a contar todo. Solo recé a la Diosa de la Luna para que no se alejara. —¿Estás bien, preciosa?—Me preguntó Hunter. —Sí. —Lo miré y sonreí. Apreté s u mano antes de volver a mirar por la ventana. Puedo hacer esto mientras tenga a Hunter a mi lado.
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