Un año pasó bastante rápido y pronto me encontré esperando la llamada de Evan, que me dijera que ya estaba por volver a California. Pero en vez de eso, recibí una noticia nada agradable de que se quedaría un tiempo más, ya que la tonta esa de Leilah aún no se devolvería a California. Me limité a fruncir los labios, pero no me quedó otra más que resignarme a esperar su regreso. Durante todo ese tiempo recibí pocas noticias respecto a Miles y su desmembrada banda, quienes habían sido dispersados y casi todos habían caído en prisión. Celebré la idea solo como siempre, aunque le di las buenas nuevas a Evan. Mi trabajo en el crucero me impidió aburrirme en demasía, pero no viajé a Canadá y hasta era mejor así; menos drama en mi vida. Al primo de Leilah lo había visto en varias ocasiones m